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‹ . . 𝓓𝓸𝓼 𝓭𝓪𝓶𝓪𝓼 𝔂 𝓾𝓷𝓪 𝓷𝓸𝓬𝓱𝓮. ›
— Cariño, te ves bien. — Una de las tantas frases que utilizaba la rusa en citas tan sofisticada. ¿Qué tocaba? Un funcionario no tan público pero respetado entre sus pares aunque desde un punto muy lógico tiene un gusto explícito porque el vestido que debía usar enseñaba mucha curva y escote; casi el centro de atención , no se esperaba más de un hombre como este. Sentada al lado del mayor, se tomaba su tiempo en observar su móvil porque hoy iba debutar una compañera suya y necesitaba saber si estaba en la fiesta. [. .]
 
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Us1577694 · 26-30, F
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Y ¡Boom!; era ella. Feliz de verla hasta llegó a pensar que no se animaría a unirse al club. Mientras los varones de finos trajes y ego penoso hablaban de cosas absurdas o situaciones ajenas a ella, la joven rusa acercó mas la silla a la fémina para que su conversación no se escuche. — Tranquila, esto no ha empezado e incluso el tipo éste se dio el lujo de tocarme el culo. — susurraba de forma exagerada con la única intención de regalarle tranquilidad ya que sus expresiones corporales dicen todo.
Us1577694 · 26-30, F
Los nervios le brotaban y peor cuando tiene a ese hombre a su lado reclamándole atención de una manera tan nefasta y básica. Suspiró sin demostrar el fastidio que le da que la toque sin su consentimiento y menos sabiendo que lo hace para hacerse ver frente a sus amigos. Carraspeó y siseo casi arrastrando su lengua de manera sensual. — Hmm.. Yo digo que una mujer no es débil sino depende de su compañero, es decir, si estás con un cobarde siempre sentirás miedo. ¿No, cariño? — Interrogó apoyando una de las manos sobre una de las piernas masculinas para ejercer presión con sus finas uñas; si única solución para que le deje el trasero en paz, suficiente soporta que uno de sus "amigos" este al pendiente de su busto por sí se escapa un seno. Libre de todo agarre indecoroso, vuelve la vista a su móvil visualizando que en la pantalla había un mensaje de su nena pero termina llevándose una grata sorpresa. — Ha llegado el hombre del año. — Alzó la mirada para ver de quien se trataba [..]
SW-User
con una dulce sonrisa, agachando avergonzada la cabeza asentando varias veces. Rodeo su brazo con el de éste, muy elegante trajeado y con un aroma agradable de una colonia cara. Conforme caminaban entre las mesas pudo ver a su amiga sentada en una con otro hombre y antes de decidir en qué silla sentarse, el amigo del funcionario quien caballerosamente jaló la silla invitándola a sentarse cerca de Ursula. — Gracias — Responde Lana y se acomoda dejando sobre la mesa cerca de ella su bolso de mano pequeño, traía poco efectivo además del teléfono. — ¿Llegamos muy tarde o apenas estaba empezando? — Trata de reír pero los nervios le ganan y comienza a entrelazar sus manos frotando los dedos entre sí de manera discreta, mordiéndose el labio inferior.
SW-User
Caminaba al interior del lugar como una oveja perdida, portaba un sensual vestido de noche plateado con escote pronunciado y la espalda descubierta, estaba caminando por la entrada hacía las mesas cuando recibió un mensaje que hizo vibrar la bolsa que tomaba entre sus manos al frente, muy pegado a los muslos por los nervios que sentía. Si acaso se acercó un poco al baño para sacar el móvil pese a recibir en mayor parte las miradas de clientes como trabajadores, Lana desbloqueó con su huella el teléfono y vió la notificación de Whatsapp de su contacto Ursula la cual había guardado como "Sul".
— Acabo de llegar, se me hizo un poco tarde. Creo que aún no llega... —
Envió de accidente el mensaje sin añadir nada más, sintió como una mano grande tocaba su hombro a espaldas de ella, parecía que su acompañante había llegado mucho antes y pasado al baño. " ¿Me buscabas? " susurró una ronca voz masculina, él parecía conocerla pero Lana por otro lado solo podía reaccionar amable [...]
Us1577694 · 26-30, F
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« Nena. ¿Estás en el salón? Dile que traiga a las mesas, seguramente tu cliente conoce el mío. » Escribió en un mensaje vía Whatsapp a esa fémina sintiendo como una mano agarraba uno de sus glúteos cuando los ojos azules femeninos no le daba la atención suficiente al "gran" funcionario; ese ego varonil.

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