Rió brevemente. Cerró sus ojos y se limitó a aplanar esas manos contra las mismas zonas usando sus propios dedos. — Lo que sucede... Es que me siento completa cuando me tocan tus manos.
Le tomó la otra mano y se la colocó sobre uno de sus pechos. Ahí estaba ella, balanceando romanticismo con lujuria por igual. Movió sus cejas al unísono con una sonrisa juguetona.
La diferencia de tamaños era enorme pero había algo de fascinación en esa acción, como esa cara tan pequeña cabía perfectamente entre la palma de su mano.
