UlalaTheSpaceReporter

—¡No, no, no! ¡¿Qué es eso?!


Sylphiel nunca había destacado precisamente por ser una hechicera elemental, lo sabía, pero... ¡¿Zanahorias?! ¡Era demasiado!

—¡Debes soltarte, Sylphiel! Tu magia no fluirá si no lo haces —extendió una mano a modo de demostración, concentrando su esencia en la punta de su dedo índice ahora extendido—. Más allá de tu afinidad mágica, deberías ser capaz de crear un pequeño proyectil —explicó, a medida que el extracto de fuego comenzaba a materializarse como una pequeña bolita ardiente en su dedo—. Fija tu objetivo al igual que una diana y pon toda tu concentración en la energía que estás creando —la esfera se ensanchó en sí misma, refulgiendo con furia en su interior—. ¿Tienes alguna motivación? ¡Úsala! Pero ten cuidado con las emociones, pueden desestabilizar un ataque, haciéndolo más débil o, por el contrario, incontrolable... Una vez que lo hayas conseguido: dispara. —una estela de fuego se desprendió de su mano con un silbido inmediato. Una única, pero abrasadora llama, envolvió el tronco en una espiral. La bola de fuego era uno de sus hechizos más afines, de modo que controlarlo a voluntad le resultaba sencillo; esperaba que pronto para Sylphiel también lo fuera, o, al menos, que fuera accesible dentro de su capacidad...

—Sylphiel, dime una cosa... —parecía realmente curiosa— ¿Cómo fue que lograste aprender a usar el Drag Slave. Es realmente sorprendente.

—¡Waah! ¡Esto es mucho dinero, es mucho en verdad! —tan pronto como pudo echarle mano a la bolsa de monedas, lo hizo. Y allí estaba, contando cada pieza de oro, una a una, con el entusiasmo de una niña... una bastante avariciosa, a decir verdad—. ¡Muy bien! ¡Tú ganas, querida Sylphiel! —por supuesto que iba a conseguir comprar sus servicios con semejante incentivo; ¡ni el mismo Gremio le retribuía tan abundantemente por sus clases esporádicas!— Hechizos, ofensivos, dices. Hmm, déjame pensar. Creo que podríamos empezar por algo elemental como el fuego o la tierra. Pero primero, déjame ver qué puedes hacer. —su dedo índice apuntó hacia un tronco a medio talar que se hallaba a por lo menos un metro de distancia de su alcance—. Quiero que intentes quemarlo o tumbarlo, puedes usar la bola de fuego o una fecha ardiente. —sugirió, guardando la generosa paga por adelantado que había obtenido de su buena amiga.

—¡¿Qué?! ¡¿Un entrenamiento?! —a juzgar por la forma en la que exclamó ante tal petición, sí, ella lo consideró un disparate. Si bien no era la primera vez que serviría de instructora de magia -era un trabajo que de vez en cuando llevaba a cabo bajo la firma del Gremio de Hechiceros-, sí sería la primera vez que lo intentaba con un miembro de su grupo viajero. Y el caso de Sylphiel era… particular, muy particular. Alguien como ella, diestra y talentosa en el uso de magia blanca, no estaba segura de cómo se desenvolvería en otro ámbito… Aunque tampoco podía olvidar que había domado al Drag Slave como a un cachorro—. Bah, está bien —se encogió de hombros, cediendo a su solicitud; iba a cobrar por hacerlo, después de todo—. Pero no te garantizo que vaya a ser fácil o que pueda funcionar. La afinidad mágica es algo que ni siquiera yo podría manipular —y es que, en cuanto a afinidad mágica se refería, ellas eran el agua y el aceite.

—Ya veo, entonces ha sido Amelia —a veces olvidaba lo protocolaría que la pequeña Ameria podía llegar a ser cuando se trataba de asuntos que envolvían a su reino; ella era en verdad una soberana heredera—. Ya que te has encontrado con nosotros, deberías permanecer con nosotros. —una sonrisa amplia, afable y repleta de entusiasmo guió la sugerencia—. Dijiste que estabas buscando perfeccionarte y... ¿Qué? ¿Gaudy? —naturalmente, ellos jamás habían dividido su camino; un viaje sin su presencia no podría ser llamado de ninguna forma "normalidad", quizá por eso el comentario de Sylphiel la había atrapado por sorpresa—. ¡Claro! Él también vendrá. Incluso Filia, Xeros y los demás. —no podía dejar de mencionarlos, aunque aún temía que la presencia del mazoku sólo fuera la premisa de (nuevos) malos augurios.