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Thelilacwitch · 22-25
━ Dígales...━Ya amamantando a sus hijas ordenó al maestre, quien esperaba para cumplir━... que son las princesas más hermosas que existen.
Había victoria en como sonreía hacia su esposo, ahora todos lo iban a saber.
Había victoria en como sonreía hacia su esposo, ahora todos lo iban a saber.
Thelilacwitch · 22-25
Por fin la tuvo en sus brazos, no era tan pequeña como había imaginado, cabía perfectamente. Era como tener a una versión bebé y femenina de Aemond. El rastro de cabello plateado era el signo más fuerte de la sangre Targaryen, lo demás estaba por averiguarse con el tiempo, estaba segura de que también estaban dotadas de magia como ella.
No puso peros a los nombres.
━Esta es Jaella. ━acarició la mejillita regordeta de su hija, luego volvió la mirada hacia la bebé que Aemond sostenía. ━Y aquí está Jaena.
Las cargaban de modo que quedasen frente a frente, como si las estuvieran presentando. Tener una vista de sus caras fue nostálgico para Janâ, en la academia había creído conocer lo que era sentirse de un lugar, pero estaba equivocada. Estar rodeada de su familia era acogedor, seguro y lleno de paz.
No puso peros a los nombres.
━Esta es Jaella. ━acarició la mejillita regordeta de su hija, luego volvió la mirada hacia la bebé que Aemond sostenía. ━Y aquí está Jaena.
Las cargaban de modo que quedasen frente a frente, como si las estuvieran presentando. Tener una vista de sus caras fue nostálgico para Janâ, en la academia había creído conocer lo que era sentirse de un lugar, pero estaba equivocada. Estar rodeada de su familia era acogedor, seguro y lleno de paz.
AemondTargaryen · 31-35
La tensión parecía que también la sufría él. Sudaba del nerviosismo, y su único ojo esperaba bajo esa carpa cualquier atisbo de movimiento.
Al fin llegó, y todo terminó. Llenó de besos el rostro de Jana, así estuviese perlado de sudor. Ella le había dado dos hijas en una sola ronda, lo que era todo un esfuerzo. Apenas miró que ella se encontraba estable saltó fuera de la cama para ver a las pequeñas mientras eran bañadas.
Qué maravilloso se veía el cabello blanco de ambas, que idénticas lloraban a su propio ritmo. Les acarició la frente al mismo tiempo, y cuando estuvieron listas y envueltas en mantas blancas cargó a una de ellas, luego una asistente aproximó la otra a Jana con cuidado.
Él retomó su sitio a su lado, meciendo a quien ya comenzaba a relajarse entre sus brazos.
— ¿Jaena y ... Jaella? —
Al fin llegó, y todo terminó. Llenó de besos el rostro de Jana, así estuviese perlado de sudor. Ella le había dado dos hijas en una sola ronda, lo que era todo un esfuerzo. Apenas miró que ella se encontraba estable saltó fuera de la cama para ver a las pequeñas mientras eran bañadas.
Qué maravilloso se veía el cabello blanco de ambas, que idénticas lloraban a su propio ritmo. Les acarició la frente al mismo tiempo, y cuando estuvieron listas y envueltas en mantas blancas cargó a una de ellas, luego una asistente aproximó la otra a Jana con cuidado.
Él retomó su sitio a su lado, meciendo a quien ya comenzaba a relajarse entre sus brazos.
— ¿Jaena y ... Jaella? —
Thelilacwitch · 22-25
En medio de la agitación logró ver a su primogénita, antes de perderla de vista sus ojos la siguieron por segundos y la ansiedad se hizo en Janâ. Para poder cargar a una tenía que sacar primero al siguiente.
Ya lo hizo una vez.
Un tembloroso suspiro abandonó su boca antes de pujar otra vez a la cuenta del Maestre. Podía sentirlo todo: miedo, sudor, emoción, desgarre... No tenía tiempo para gritar o para tenerse compasión, sólo miraba al techo tensando la mandíbula.
Alcanzó a oír que su bebé era obstinado por no querer salir, ¿osaba a desafiarla desde ya? Apretó más y pobre de Aemond, los huesos de su mano de seguro ya estaban revueltos.
El llanto que faltaba por fin se anunció, todos se aliviaron. También era una niña. Sentía rabia por estar tan lejos, le hizo un gesto a Aemond para que fuera a verlas, para que no se sintieran solas. El resto fue más sencillo: retirar placentas, limpiarla y darle algo de agua para componerse.
Ya lo hizo una vez.
Un tembloroso suspiro abandonó su boca antes de pujar otra vez a la cuenta del Maestre. Podía sentirlo todo: miedo, sudor, emoción, desgarre... No tenía tiempo para gritar o para tenerse compasión, sólo miraba al techo tensando la mandíbula.
Alcanzó a oír que su bebé era obstinado por no querer salir, ¿osaba a desafiarla desde ya? Apretó más y pobre de Aemond, los huesos de su mano de seguro ya estaban revueltos.
El llanto que faltaba por fin se anunció, todos se aliviaron. También era una niña. Sentía rabia por estar tan lejos, le hizo un gesto a Aemond para que fuera a verlas, para que no se sintieran solas. El resto fue más sencillo: retirar placentas, limpiarla y darle algo de agua para componerse.
AemondTargaryen · 31-35
Se recargó contra el respaldo, tragando saliva con dificultad. Tan sólo miraba a la carpa formada por las sábanas sobre las rodillas de Jana, y no se atrevía a mirar más allá. Temía encontrarse con una visión tan dolorosa que jamás pudiese olvidar.
Apretó su mano con fuerza, sin parpadear o respirar por segundos. Cuando le parecía un momento eterno escuchó un suspiro de alivio por parte del Maestre, y entonces el llanto de un bebé.
Su corazón se aceleró, besó el dorso de la mano de Jana y ambos escucharon la noticia.
— Una niña. — Dijo el Maestre, que pasó a la bebé a una asistente que bañó a la pequeña. Aemond entonces esperó al nacimiento del siguiente retoño, no se atrevía a dejar a Jana sola.
— Un poco más... —
Apretó su mano con fuerza, sin parpadear o respirar por segundos. Cuando le parecía un momento eterno escuchó un suspiro de alivio por parte del Maestre, y entonces el llanto de un bebé.
Su corazón se aceleró, besó el dorso de la mano de Jana y ambos escucharon la noticia.
— Una niña. — Dijo el Maestre, que pasó a la bebé a una asistente que bañó a la pequeña. Aemond entonces esperó al nacimiento del siguiente retoño, no se atrevía a dejar a Jana sola.
— Un poco más... —
Thelilacwitch · 22-25
—Debemos acomodarlos. —El maestre fue la única persona que mantenía la calma, había visto tantos partos y ayudantes alocadas que ya nada le sorprendía.
Janâ dejó a un lado el libro y quietecita en las almohadas observó a todos y al final a su esposo. Apretó su mano cuando sintió como sus bebés protestaban ante las manos ajenas, parecía ser que estaban cómodos justo en donde estaban.
Aquel procedimiento no fue tan tardado como la espera que implicó la dilatación efectiva, el dolor de las contracciones se hizo presente poco después. Dioses, estaba a punto de maldecir cuando le pidieron que abiera aún más las piernas. Pero lo hizo pese a la agudez entre ellas.
Oh, sentía a sus niños, o niñas, a la vuelta de la esquina.
—Majestad ¿podría pu...-
━¡Pujar! ━Janâ alzó la voz, dejando de mirar al maestre a sus pies y llevar hacia atrás la cabeza mientras hacia fuerza. ━Por los siete infiernos...━Era increíble, había perdido la noción del tiempo, para ella sólo habían pasado un
Janâ dejó a un lado el libro y quietecita en las almohadas observó a todos y al final a su esposo. Apretó su mano cuando sintió como sus bebés protestaban ante las manos ajenas, parecía ser que estaban cómodos justo en donde estaban.
Aquel procedimiento no fue tan tardado como la espera que implicó la dilatación efectiva, el dolor de las contracciones se hizo presente poco después. Dioses, estaba a punto de maldecir cuando le pidieron que abiera aún más las piernas. Pero lo hizo pese a la agudez entre ellas.
Oh, sentía a sus niños, o niñas, a la vuelta de la esquina.
—Majestad ¿podría pu...-
━¡Pujar! ━Janâ alzó la voz, dejando de mirar al maestre a sus pies y llevar hacia atrás la cabeza mientras hacia fuerza. ━Por los siete infiernos...━Era increíble, había perdido la noción del tiempo, para ella sólo habían pasado un
AemondTargaryen · 31-35
El gusto de su esposa por los libros se contagió en él. Algunas veces se le unía, otras se daba vueltas a la biblioteca en busca de más ejemplares para ella.
Venía llegando con una pila de libros cuando notó una acumulación acuosa frente a ella. Los libros se le cayeron al suelo, uno de ellos le aplastó el pie.
— ¡Ouch! — Se quejó. Pero era más importante traer al Maestre de inmediato. Apoyar el pie le molestaba, pero se las arregló para brincar en uno hacia el pasillo, la distancia suficiente para gritar:
— ¡LA REINA ESTÁ EN LABOR! — Y con eso se desató el infierno. La gente dejó todo lo que hacía y corrió por todas partes. Joder, alguien se puso incluso a sonar una campana en lo alto. Regresó junto a Jana, se sentó a su lado y le tomó la mano mientras la avalancha de enfermeras se peleaban por entrar primero a la habitación.
Venía llegando con una pila de libros cuando notó una acumulación acuosa frente a ella. Los libros se le cayeron al suelo, uno de ellos le aplastó el pie.
— ¡Ouch! — Se quejó. Pero era más importante traer al Maestre de inmediato. Apoyar el pie le molestaba, pero se las arregló para brincar en uno hacia el pasillo, la distancia suficiente para gritar:
— ¡LA REINA ESTÁ EN LABOR! — Y con eso se desató el infierno. La gente dejó todo lo que hacía y corrió por todas partes. Joder, alguien se puso incluso a sonar una campana en lo alto. Regresó junto a Jana, se sentó a su lado y le tomó la mano mientras la avalancha de enfermeras se peleaban por entrar primero a la habitación.
Thelilacwitch · 22-25
Raro. Janâ estaba tan sorprendida y disgustada al comienzo, ¿entre hermanos? Mierda. Era momento de aprender más sobre su nuevo hogar, la historia detrás y las tradiciones.
━¡Vaya! ━Le apretó un poco su mano entre las caricias nerviosas que le daba. No sabía como sentirse al respecto, era un punto muerto que y mejor aceptarlo antes que imponerse, normalizarlo desde ya. ━No he tocado un sólo libro de aquí desde mi llegada, es tiempo.
Y fue de esa manera que Janâ se pasaba las tardes libres: un libro en la mano y en el otro algo de postre. Claro que, como en todo lo antiguo, le pedía a Aemond que revelara algún dato no registrado en los libros de historia.
La tarde moría con lentitud al tiempo que lo escuchaba con atención, sobre el gran conquistador y sus esposas, la historia que más sonaba de la familia Targaryen. Gimió de dolor al concluir el relato, no por la tristeza de este, había roto la fuente.
El momento había llegado.
━¡Vaya! ━Le apretó un poco su mano entre las caricias nerviosas que le daba. No sabía como sentirse al respecto, era un punto muerto que y mejor aceptarlo antes que imponerse, normalizarlo desde ya. ━No he tocado un sólo libro de aquí desde mi llegada, es tiempo.
Y fue de esa manera que Janâ se pasaba las tardes libres: un libro en la mano y en el otro algo de postre. Claro que, como en todo lo antiguo, le pedía a Aemond que revelara algún dato no registrado en los libros de historia.
La tarde moría con lentitud al tiempo que lo escuchaba con atención, sobre el gran conquistador y sus esposas, la historia que más sonaba de la familia Targaryen. Gimió de dolor al concluir el relato, no por la tristeza de este, había roto la fuente.
El momento había llegado.
AemondTargaryen · 31-35
Quizás en ese momento no pudo explicarse bien, pero ahora podía hacer visible su disgusto a otras casas. Arrugó la nariz, como si hubiese olfateado algo extraño.
— La sangre de la vieja valyria debe preservarse. Es por ello que le damos prioridad a casas como los Velaryon para ello... Aunque me temo los hice pedazos en la guerra. — Soltó un suspiro, después se recargó en su silla. — Nuestros hijos podrán casarse entre ellos. Es normal en la familia Targaryen. Mi hermano se casó con mi hermana poco antes de la guerra, y si hubiese muerto antes yo estaría prometido con ella... Por suerte ambos ya no están. — Su comentario fue más nostálgico que desdeñoso. Acercó su mano a la suya, tomándola con cariño.
— Y fue una suerte, así pude casarme contigo. —
— La sangre de la vieja valyria debe preservarse. Es por ello que le damos prioridad a casas como los Velaryon para ello... Aunque me temo los hice pedazos en la guerra. — Soltó un suspiro, después se recargó en su silla. — Nuestros hijos podrán casarse entre ellos. Es normal en la familia Targaryen. Mi hermano se casó con mi hermana poco antes de la guerra, y si hubiese muerto antes yo estaría prometido con ella... Por suerte ambos ya no están. — Su comentario fue más nostálgico que desdeñoso. Acercó su mano a la suya, tomándola con cariño.
— Y fue una suerte, así pude casarme contigo. —
Thelilacwitch · 22-25
Tan plácidamente que le estaba dando mordiscos al pay de limón y de la nada se paró en seco a analizar lo que dijo. ¿Acaso se refería las oportunidades para casar a ambos con hijos de otras casas? Tomó algo de jugo para hacer pasar el pay.
━Claro, he oído de varias casas que ansían alianzas. Y en ese caso podríamos casar a cada uno con una casa distinta: nos asegura aliados. ━ Continúo comiéndose lo que quedaba en su plato, dándole miradas seguidas a Aemond, había algo en la forma que insinuó el matrimonio aquel... algo que a Janâ no le cuadraba con lo que quería creer.
━Aún falta, puedo sentirlo en los huesos.
Pasó los dedos por su vientre, aún era extraño sentir una conexión con personitas que no había visto todavía... claro, sonrió con obviedad, eran sus hijos. Sangre de su sangre. Eso lo explicaba.
━Claro, he oído de varias casas que ansían alianzas. Y en ese caso podríamos casar a cada uno con una casa distinta: nos asegura aliados. ━ Continúo comiéndose lo que quedaba en su plato, dándole miradas seguidas a Aemond, había algo en la forma que insinuó el matrimonio aquel... algo que a Janâ no le cuadraba con lo que quería creer.
━Aún falta, puedo sentirlo en los huesos.
Pasó los dedos por su vientre, aún era extraño sentir una conexión con personitas que no había visto todavía... claro, sonrió con obviedad, eran sus hijos. Sangre de su sangre. Eso lo explicaba.
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