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Thelilacwitch · 22-25
━Van a quebrarme...━comentó. Lanzó una risa después, todo con cuidado, más antes. ━Ya tenemos un par, nos falta otro y luego vemos si son príncipes o princesas.

Se levantó, ya no quería estar en estar en ese lugar, necesitaba su cama y una siesta larga. Realmente aún sentía incomodidad por la intrusa, hasta no deshacerse de ella la paz estaba muy lejos de su corazón.

El día continúo y Janâ parecía estar más contenta por la noche.

No era una mujer cruel, no aún, sólo quería asegurarse de esa fuga. Fue su primera advertencia sobre lo peligroso de tener a su disposición el poder y así fue que de regreso a casa, la leoncita y su hermano sufrieron un infortunado accidente por asaltantes de corazones.
AemondTargaryen · 31-35
Quedó boquiabierto al oírlo. ¿Dos...?

Su mente por un momento quiso hundirse en la posibilidad de otra pelea por el trono. Claro que había un orden de nacimiento, pero las edades serían las mismas. No, trabajaría para que eso no sucediera, para vivir todos los años posibles y cargar con la corona para darles una buena vida.

Se sentó a lado de Jana y le acarició el vientre despacio.

— Hay que pensar el doble de nombres. —
Thelilacwitch · 22-25
━Bueno, almenos no queda duda de tu fidelidad carnal hacia mí. ━Dijo con cierta agresividad al sentir que le tocaban el vientre, ¿acaso pensaba enseñarle volteretas al niño allí dentro? Se quejó rogando para que terminara.

El maestre sonrió a ambos padres. Ese don hablaba como lo harían los viejos libros si tuvieran lengua.

─ Seguirá creciendo y doliendo. Lleva dos hijos, su gracia. ━se alejó hasta quedar en medio del la salita. ━No se exponga a las emociones fuertes y si lo hace el buen té de tilo será de utilidad... pero no abuse.

Ahora Janâ entendía el movimiento activo dentro de su ser, con razón pesaba tanto y sentía que la piel del torso se iba a desgarrar. Dos hijos en una vez. Joder, era con creces lo que se esperaba de la esposa del rey.
AemondTargaryen · 31-35
— En realidad ella será la única. — Se apresuró a replicar. Había dos intentos más, pero una de esas opciones ya se había casado, la otra era una prostituta que aseguraban tenía grandes talentos. Con ninguna pudo hacer algo, pero no le diría tantos detalles.

— Tampoco disfruto exponer mis defectos. — Añadió. Que se corriera la voz sobre esos fallos podría bien poner en duda su habilidad para procrear herederos. Dioses, ojalá la genética hiciera su trabajo para evitar problemas.

El Maestre llegó, a lo que permitió que pasara tras suspirar en conclusión.

— Por favor revísela. Es necia, no admitirá si algo le duele. —
Thelilacwitch · 22-25
La victoria la envolvió entera ante su confesión, su cara seguía de piedra y volvió a tomar asiento. Este tipo de juicio era horrendo y le sentaba fatal.

─Con las demás quien sabe.

El colmo.

━Puedes irte, gracias. ━Les hizo ademán a los guardias para que la sacaran de su vista, y que si gritaba que la amordazaran. La sala de la reina volvió a quedarse sin intrusos, o algo así. Con más amabilidad pidió a Rexus y a Gilda lo mismo.

Aemond seguía siendo requerido.

━¿Cuántas más vendrán con el mismo cuento, mi amor? ━Pasó la mano por el bulto de vientre que llevaba, comenzaba a doler tras pensar en la situación y las soluciones que debía tomar para borrarlas.
AemondTargaryen · 31-35
Se detuvo prácticamente en medio de ellas dos, y ya estaba pensando cómo echar a la Lannister de allí antes de que alguna saliera herida, pero la pregunta lo dejó helado.

Notó el silencio incluso fuera de la habitación, todos estaban escuchando. Dioses, ser Rey debería venir con una cláusula a prueba de no poner al mismo a momentos incómodos. Se tapó los ojos con una mano y negó despacio, entre más directo mejor.

— No se me paró. Lo siento, no es mío. — La rubia enrojeció inmediatamente, y la forma en la que lo fulminó con la mirada y no negó el argumento confirmó la realidad.
Thelilacwitch · 22-25
─¡Usted no puede hacer esto!

Creyó que no escucharía esos lloriqueos otra vez, diablos, ¿dónde tenía la daga cuando más lo requería? La corona era de quien la tenía en la cabeza, no de una aspirante.

━Puedo y ya lo estoy haciendo. El exilio no es malo cuando puedes tener una cama de oro. ¿No, leoncita?

Y la fiera quiso atacarla al tiempo que la voz de Aemond resonó, eso la puso en su lugar.

━Por fin llegas. ━Janâ volvió hacia el sitial para tener un panorama de ambos. ━Ella dice tener a tu hijo. ¿Cómo respondes? ━Expulsó su descontento con lentitud.
AemondTargaryen · 31-35
Rexus y Aemond estaban en su oficina, haciendo anotaciones al mismo tiempo en un mapa. La puerta se abrió con un gran dramatismo, por lo que no tuvo que mirar para saber quién era.

Pero lo que lo hizo voltear fue precisamente la forma en la que escuchó el nombre de su esposa.

Dejó lo que estaba haciendo y siguió a la bruja, con Rexus a sus espaldas. Llegaron a la escena expectantes, y pudo reconocer a un joven Lannister fuera de la habitación como escolta. Era uno de los hermanos de cierta chica.

Eso no iba a ser bueno.

— A este lo quiero de prisionero, por si a caso. — El lobo le tomó el brazo al rubio; su agarre era más fuerte que cualquier grillete. Después miró a Gilda. — Que venga el Maestre y algunas enfermeras, rápido. —
Thelilacwitch · 22-25
Oh, cuanto le calentó la sangre de rabia al oírlo. Su débil intento por un poco de poder la había llevado a este encuentro. Le devolvió la respuesta.

━No tiene los meses que el mío... ¿Crees que un bastardo puede darte mi lugar? ━Se levantó de su sitial para quedar frente a la rubia, no le importaba su nombre, mucho menos aquel niño de nadie. Le acarició el vientre y susurró: ━Voy a encargarme de esto…
Thelilacwitch · 22-25
━¿Una Lannister quiere verme? Déjala pasar.

El jugo en su copa bailó. Después de meses se le ocurría aparecer, ¿para qué? ¿qué podía querer en su reino? y más importante, en su presencia.

━Gilda, dile al rey sobre esto. ━La joven bruja asintió y atravesó la sala de la reina antes de que la otra mujer entrara.

Cuando la tuvo en frente casi derrama la copa. Tenía el vientre menos hinchado que el suyo, la frente firme -con una mancha rojiza permanente- y una sonrisa altanera. La rubia se presentó con la cortesía requerida, pero Janâ intuía su sed de venganza. Y tan pronto lanzó su veneno.

—Llevo al verdadero heredero del rey.

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