Rodó sus ojos por esa respuesta, algunas veces Texas era quien parecía una niña mimada y caprichosa. Se giró para poder ponerse de pie y sacudir su ropa, no le mencionó nada más y caminó hasta otra sombra para dejarse caer ahí de costado. Detestaba el agua, hacia calor y básicamente estaba ahí contra su voluntad.
—No tengo ningún problema.— Dijo sin cambiar un ápice la expresión de su rostro estoico. —Solo noté que estabas mirándome y decidí preguntar si necesitabas algo. El golpe fue porque se me antojó.— Una sonrisa apenas perceptible se asomó en sus labios. No podía negar que era entretenido ese 'juego' de estira y afloja en el que ambas luchaban.
Apenas y pudo levantar la mirada cuando la pelota fue lanzada sin piedad alguna contra su rostro, cerró sus ojos, agacho las orejas y el impacto fue certero provocando que se fuera de espaldas contra la arena. - Ugh...¿Cual es tu problema, Texas?. - Permaneció tendida sobre la arena, fijando la mirada hacia la azabache mientras sobaba su nariz con su diestra.
-Sus pupilas ámbar se fijaron en la cola de su compañera, antes de levantarse al tiempo que se sacudía un poco, tomando la pelota de playa entre sus manos. Sin un ápice de piedad la arrojó contra el rostro de la albina cuando estuvo lo suficientemente cerca.- ¿Qué ocurre, Lappland? ¿Te comió la lengua el lobo?
-Desvía su mirada inmediatamente siendo bastante obvia y sujeta su cola con su diestra para evitar que se siga moviendo sin tener éxito pues la punta seguía moviéndose rápidamente. -
