—Se mostró apenada pero a la vez muy feliz y ya no dijo nada, sólo se le fue encima en un abrazo ocultando el rostro en su pecho—

— ¿Que no?, Nada más mírala... Ahí, indefensa con cara de bebé y una sonrisa que opaca al mismo sol. ¡Es el colmo!—

—Hizo un puchero cruzandose de brazos— Tal vez no es su culpa.

— Gracias, quizá solo me he suavizado por cierta adolescente— La observó con un enojo falso.

—Asintió con una gran sonrisa en sus labios— Si, eso creo. Siempre lo he creído.

— ¿Enserio eso crees de mí?— Bajó por completo la guardia ante esas palabras.

— ¿Porque lo dices?, Es así como un Kitsune es... Después de todo es un demonio zorro—