-Estaba ante las paredes que enmarcarían un nuevo comienzo, y cada paso que daban los caballos lo veía acercarse cada vez más. La impaciencia le hizo mordisquearse el labio inferior, pero también una sensación de inseguridad. ¿Realmente era un lugar seguro? Evaluó con atención las torres, los aparentes sólidos muros y la promesa de un amplio espacio. Imaginó a los niños corriendo de lado a lado de esa forma, y así pudo relajarse. Pero no lo haría por mucho tiempo. Trabajaría en su mente, buscaría recordar todo lo posible sobre su hermana, la corte, el territorio. Cualquier información...
-Arrugó el entrecejo cuando el otro la calló. Formó una sonrisa traviesa y desafiante, murmurando sólo a un tono audible para él.- Oh, ¿Por qué no usas algo más para callarme? -Apenas llegó al comedor esbozó una amplia sonrisa, una que expresaba todo su agradecimiento. No iba a entrar en detalles, pero con lo que había pasado ya les debía mucho. Eva estaba encantada con la atención, dedicando sonrisas de dientes incompletos a los presentes, mientras que Roy parecía paralizado en torno a toda esa gente nueva. Tomó asiento a lado de Eva para poder ayudarla a partir la comida y a darle bocaditos, y así lo hizo mientras miró a su esposo lanzarse a la comida. Eso causó que Roy tuviese la misma confianza y no se detuvo tampoco.- Oigan, cuidado ... Roy, mastica bien. -El niño la miró indignado, hasta en eso se llevaba un regaño sin portarse mal.-
