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-El sendero estaba salpicado de tesoros que por alguna razón los viajeros habían dejado allí. Algunos no tenían valor, otros parecían ser costosos. Estaban esparcidos de forma desordenada, como si algo hubiese provocado que hubiesen salido corriendo con tanta prisa que lo material salía sobrando.
Ese era su pasatiempo durante el día. En esas horas de luz era etérea, invisible, y se divertía con ello. Las sombras de los árboles eran sus cómplices y junto con las formas del bosque creaba pesadillas para los comerciantes, luego coleccionaba lo que ella consideraba el pago por el entretenimiento.
 
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SylphideQ · 31-35, F
No hay de que. -Cuando el sol comenzó a salir se apresuró a dejar el trapo doblado sobre su frente, pues en el día ya no tendría la fuerza para levantarlo. Ahora era traslucida, ligera, incluso ella podía sentir la ausencia de peso en sus extremidades, hasta podía levitar. Eso hacía a su lado, suspendida a centímetros del suelo y sentada en el aire, un fantasma que por alguna extraña razón sólo él podía ver y escuchar.- Vamos a buscarte algo de comer ... La ventaja de viajar conmigo es que lo que encontremos puedes comerlo tú por completo.
 
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