« Back to Album · Next »
-El sendero estaba salpicado de tesoros que por alguna razón los viajeros habían dejado allí. Algunos no tenían valor, otros parecían ser costosos. Estaban esparcidos de forma desordenada, como si algo hubiese provocado que hubiesen salido corriendo con tanta prisa que lo material salía sobrando.
Ese era su pasatiempo durante el día. En esas horas de luz era etérea, invisible, y se divertía con ello. Las sombras de los árboles eran sus cómplices y junto con las formas del bosque creaba pesadillas para los comerciantes, luego coleccionaba lo que ella consideraba el pago por el entretenimiento.
 
Newest First | Oldest First
Soren · 100+, M
-En florencia, recordaba como floreaba, la sangre derramada, en los lirios más breves de la calle, al ritmo de la música y ruido de las espadas. Ese raro recuerdo se le vino a la mente una vez endulzó con sus ojos la mirada de la mujer, la cual deliró por momentos recuerdos... Y él se dio cuenta, se pudo dar cuenta del tamaño de sus caderas, de la postura a su brazo, el dorso conjunto... Y esa delicadeza que destruia toda la rudeza en su cuerpo, si... Sin duda, tenía que ser ella, pero no podía asegurarlo, por lo qué, primeramente deslizó su mano al regazo, y al mero detenerse, contestó.- Muy bien, tratemos de averiguarlo... No sin antes, huir de este paramo, Ancrath no está muy lejos.
SylphideQ · 31-35, F
-Observó con atención mientras hablaba, muchas cosas teniendo sentido en su mente. Lucía fuerte, pero más que nada, sonaba con experiencia, justo lo que necesitaba entre esa mente que poco a poco iba poblándose de nuevas imágenes, pues ella tenía un pasado, lo que más deseaba recuperar en ese momento. Llegó a la conclusión de que él era una pieza vital para recuperarlo, así que flotó delante de él y le miró llena de súplica.- ¡Haré lo que me pidas! Sólo ... Sólo quiero recordar. Cada vez que te veo ... Recuerdo algo diferente.
Soren · 100+, M
He matado a muchos elementales, como tú. –Dijo entonces a son y paz de su leve caminata, la cual era opacada por el ruido de su espadón flaqueando. Elementales… Así los llamaba él, seres muy fuertes, con carente realidad en el mundo carnal, pero que bien pueden manifestarse a su gusto por los terrenales. Agregó entonces el matarreyes.- Y todos se han saciado a base de mi sangre. –Argumentó, pues era cierto, eso era fácil de predecir ante tantas maldiciones y cicatrices por su cuerpo, entre ellas, las más destacadas en su pecho y plexos.- De hecho lo pensé mientras salíamos de aquel pueblucho. Quizá y te haga mi alumna, con ello podría alimentarte.
SylphideQ · 31-35, F
-Observó sus movimientos y escuchaba sus palabras con atención, que fue pasando a una creciente preocupación. ¿Podía hacer ella esas cosas? Se levantó en el aire, y no ocupó caminar hacia él, pues se limitó a flotar hasta su costado, espiando su rostro con una pequeña sensación de temor.- Yo ... Nunca he podido dejar de ser un fantasma en el día. Y nunca me he alimentado, quizás esa es la razón... -Levantó una mano y la colocó en su hombro. Quiso tocarlo, pero esta sólo atravesó su cuerpo sin provocar tacto alguno.- Yo no sé quién soy.
Soren · 100+, M
No, conozco a los de tu clase. –Mencionó un poco cansado, mientras sin armadura y sin camisa, con apenas unos pantalones raídos y los zapatos de acero, avanzó hacia adelante, con todo el peso usado sobre su espadón como bastón. No era para quejarse demasiado, podía caminar, pero corría el riesgo de que sus heridas se abriesen después de tan mala sutura, a no ser que se secasen, la moneda ya estaba lanzada al aire, solo faltaba que cayese el resultado. Entonces se apresuró pretendiendo que todo estaba bien ante el frío que azotaba las hojas, gratamente a descanso para su sudor.- Tu gente se fortalece a base del alimento… Y mientras más fortalezco es, el poder aumenta, lo recuerdo ya que… En ese duelo que tuve, aquella figura podía cambiar de un estado sólido, a prácticamente un fantasma en plena luz del desierto.
SylphideQ · 31-35, F
No hay de que. -Cuando el sol comenzó a salir se apresuró a dejar el trapo doblado sobre su frente, pues en el día ya no tendría la fuerza para levantarlo. Ahora era traslucida, ligera, incluso ella podía sentir la ausencia de peso en sus extremidades, hasta podía levitar. Eso hacía a su lado, suspendida a centímetros del suelo y sentada en el aire, un fantasma que por alguna extraña razón sólo él podía ver y escuchar.- Vamos a buscarte algo de comer ... La ventaja de viajar conmigo es que lo que encontremos puedes comerlo tú por completo.
Soren · 100+, M
-El frío como acero le recorrió los amargos rincones de su cuerpo, no podía creer el trance en el cual entró, ningún representante era excusa para caer así... De débil y vano. Pero esa luz iluminó sus ojos, la del alba, que oscurecía al atardecer, donde solo el sol se mostraba al contorno de las hojas, y ellas, adornaban el bello rostro de la mujer atenta en sus líos. De tan solo contemplar sus pequeños ojos abriéndose, y la sonrisa moribunda de su boca, daba toda la gratitud que podía ante la debilidad que lo acunaba, pero a pesar de ello, no se limitó, y dio toda sus fuerzas para hablar luego de toser.- Ahg... Gracias.
SylphideQ · 31-35, F
-Las siguientes horas fueron un delirio para ella. Los gritos, las heridas, su incompetencia. No pudo hacer más que salir corriendo en busca de ayuda, de algo de utilidad, y terminó encontrando una cubeta vieja, la cual talló en un arroyo hasta limpiar y llenar de agua. Ya que no encontró ropaje o tela alguna sin ensuciar de sangre arrancó un buen trozo de su vestido, y mientras el hombre estaba inconsciente lavó su rostro varias veces con agua, especialmente su frente. Cada espasmo o movimiento que el otro hacía en sus sueños la alertaban, le daban esperanza de que despertaría, pero eran falsas alarmas, las cuales dolieron con decepción en su pecho. No quería volver a estar sola, en ese punto medio donde no podía vivir, tampoco morir.-
Soren · 100+, M
-Dio impulso leve a la sonrisa, y con los dedos marchitos de su propia sangre, acarició el rostro de la dócil dama, que ahora, delirando, la empezaba a ver de otros modos. El tema fue que le cayó el veinte una vez sus dedos se resbalaron con cautela contra el abdomen, y el ardor mató la poca insinuación. Entonces ocurrió lo que esperaba, que el punto exacto de la herida estuviese parejo al abrirse, y con ello, empezar a saturar poco a poco a base de un hilaje de hierro de su armadura suelta. Gritó a los cuatro mares durante media hora, de tanto tacto agonizante al atravesar con esa aguja la punta de la carne al frío, que si bien cerraba... Le infectaba hasta hacerle desmayar por momentos. Quizás abruptas horas pasaron... Y él, él no reaccionaba.-
SylphideQ · 31-35, F
-Su último argumento tranquilizó la inquietud que revoloteaba en su pecho una vez empezó a concebir la idea de que quizás ella le había hecho daño en el pasado. De alguna forma Dan comenzaba a agradarle, era todo un alivio tener con quién caminar entre esas tierras infestadas de muerte, donde la esperanza ya se había apagado en los ojos de la poca gente que quedaba, y que muchos de ellos ya estaban convertidos en cadáveres. Debía admitir que la soledad era abrumadora en su bosque, y que incluso hablar ya era motivo de alegría para ella. Cuando la excusó de ser quien le hubiese hecho daño sonrió infantil.- En eso tienes razón. Quizás sólo la encontré por allí. Todo esto es un campo de batalla, las armas abandonadas abundan. -Bajó las manos de su rostro y las colocó en su grueso cuello, y pudo percibir su pulso.-

Add a comment...
 
Send Comment