━ Wow Wow wow... Tranquilo viejo, yo no controlo lo que hacen los demás. Yo puedo responder solo por mis actos.
Sus brazos se cruzaron sobre su pecho haciendo un claro puchero con sus labios.
━ Además no puedo estar pegado todo el tiempo al Boss, aunque no lo creas me envía a hacer trabajos, muchos de ellos fuera del país, aunque vivo en su sombra no puedo vigilarlo todo el tiempo. Se supone que por eso vives tu con él, tu debes de cuidarlo.
A ti solo le doy permiso pero con una condición... no dejes que ningún hombre sucio se acerque a Angelo. No quiero que ninguna zorra que se le tire. -Se giró para verle con el ceño fruncido y luego le señaló como haciendole responsable de sus actos.- ¡Solo tú puedes coquetear con Angelo! ¡Nadie más! ¿Entendiste?
-Permaneció en silencio unos momentos mientras le escuchaba. Él tenía la razón, sabía perfectamente lo que tenía que hacer, aunque aún no pudo encontrar el momento para decirlo. Solo agradeció con una ligera sonrisa y pasó a girar su torso hacia el costado, ya no quería verle directamente.-
No me trates como un animal y pensaré si vale la pena tratarte como lo hacía antes... ya no tengo nada más para decirte... Solo no te acerques a Angelo con esas intenciones sin antes que hable con él.
━ Pues dicelo, justo como me lo dijiste a mi. El Boss esta loco por ti, pero, el desinterés es contagioso pelirrojo, si él piensa o siente que no te interesa, con el paso de los años él se hará esa idea y adoptara ese sentimiento, entonces cuando te des cuenta de tus sentimientos será tarde. Si le dices como te sientes seguro él entenderá. O, simplemente continúa como ahora pero deja que él tenga sus aventuras, así no te sentirás culpable de engañarlo.
Miraba con atención el collar que sostenía en manos, no preguntó ni lo consultó, simplemente con la fuerza sobrehumana que le caracterizaba lo rompió en pequeñas tiras.
━ Como dije, ser un perro obediente no va contigo, así que los collares tampoco. Eres más como un gato salvaje.
-Al estar cerca, solo ladeó su rostro hacia un costado, se sentía algo incómodo por tenerlo apegado, ya no tenía ese sentimiento de agrado de la vez que se conocieron, sino rechazo y repulsión hacia todo lo sobrenatural, por ello estaba haciendo esfuerzos para no empujarlo o manotearle la mano.-
¿Muchas razones...? Se me están acabando los motivos realmente... a veces creo que Angelo estaría mejor sin mi. Soy un dolor de cabeza para todos y sé que le es doloroso que yo ande con otros... o que le oculte cosas para no herirlo de más. Pensé que sería bueno dejarlo pero en ese mes en que estuve lejos, me di cuenta que no podría vivir sin él. No quiero lastimarlo pero tampoco puedo parar... -Apenas fue liberado, retrocedió y su mano se paseó sobre su propio cuello, al fin ya no sentía esa sensación de ahogo.- Gracias...
Analizaba la mejor forma de hacerlo. Romperlo era una opción pero en el proceso podría lastimarlo. Cortarlo con las afiladas uñas tendría el mismo problema. Así que se limitó a sacar una navaja, de aquellas que tienen varias salidas con diferentes utilidades, lo acercó al candado y comenzó a adentrarse en el broche de aquel seguro.
━ Este tipo de collares no te va, esto de ser un perro obediente no es lo tuyo. Y respecto a lo que dijiste, no lo hagas, sea lo que sea que estés pensando, no lo hagas. Tal vez tu no lo veas pero aun hay muchas razones para continuar, además si lo haces... harás llorar a la persona que más te ama en este mundo ¿No quieres eso, cierto?
Unos movimientos más y el candado cedió liberando el cuello del pelirrojo.
No me queda mucho tiempo, así que si eres paciente tendrás a Angelo muy pronto... quizás un par de meses. -Sentenció con suma molestia y amenazando con hacer algo que siempre se le cruzaba día a día por la cabeza, pero no tenía que expresarse demasiado para darse cuenta de sus claras intenciones.-
Si, aunque aún no puedo quitarme el collar este... -Deslizó su índice derecho sobre aquel collarín negro con candado que le habían colocado. Él por sus propios medios no podía quitárselo, no le daba el ángulo para hacerlo con unas tijeras. Luego bajó su mirada hacia la piedrita y se la pateó de regreso.-
