-No esperaba más de un monstruo, reflejos perfectos a la hora de defenderse, sin embargo Máxito aprovechó ese hecho en que estaba distraído para lanzar su arma, aquel objeto mágico, su reliquia Leviathan. A simple vista parecía un simple juguete, un yo-yo, pero se trataba de un dispositivo inteligente creado por una civilización antigua. Este se estiró a una de las piernas ajenas y se rodeó, sujetando esta con firmeza. No tiró del hilo puesto que este era tan filoso como una obsidiana, podía cortar absolutamente todo con un simple toque.-

Estás en nuestro territorio. Esta es la única advertencia, lárgate en paz o te corto la pierna. -Frunció el ceño con molestia, estaba seguro de sus habilidades como mago y sicario, no fallaría a esa distancia.-