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SVo1518345 · M
En el interior de la sexta casa de Virgo se encontraba descansado su respectivo caballero. Asmita, quien es un caballero reservado y aislado de los demás se encontraba meditando, algo que realizaba siempre puesto que no tendía a salir del templo medial del Santuario. El ario se encontró en posición de loto, con una posición característica al entrelazar sus dedos y rezar sus mantras en su respectiva lengua nativa. Aquel ciego santo de Virgo no podía comprender la posición de la diosa a la cual había decidido servir, se mostraba escéptico a la idea de que un dios realmente pudiese vivir y sentir la experiencia emocional que llegaban a sentir los humanos en su cotidianidad. ¿Cómo podía reencarnar en la figura de un infante? buscaba en sus pláticas con Buda la respuesta de aquello que le aqueja.

Por su actitud y conducta, podía, tal vez, reflejarse esa misma soledad en las paredes del templo, entre las columnas y la periferia, incluso a los sales gemelos. Asmita se encontraba rodeado de una pequeña aura dorada que lo enmarca, incluso sobre la armadura de oro, su cabello rubio llegaba a cubrir parte de su rostro, en específico sus ojos cerrados bajo los párpados de forma eterna y el punto rojizo que simboliza su culto y filosofía. Su ceguera le permitía tener una mayor sensibilidad, y podía percibir el mundo diferente a los demás; podía notar la nostalgia de un mundo en constante mutación, un mundo que sufre pero que también siente la felicidad. En ello logró desconcentrarse, solo a una persona se le permitía recorrer libremente las doce casas del zodiaco, nuevamente esa pequeña niña reencarnada venía en su búsqueda, él no podía verse como el guía espiritual de una diosa, aún ingenua en su forma humana. - Sé que estás ahí. En las sombras. ¿Por qué desobedeces al Patriarca y acudes nuevamente a mí, Sasha... No, ¡Athena! - El semblante no variaba en lo más mínimo, tampoco logró moverse, solamente mantiene el ejercicio de respiración y dejaba que su cosmos fluyera en total armonía con su cuerpo, conectando esa dualidad de lo tangible e intangible.