Correspondió el abrazo a penas ella le envolvió. Le sostuvo con bastante firmeza, una que quizá resultará familiar. Se quedó pensando por unos segundos, el nunca había sido bueno realmente con esta clase de temas emocionales... Ni siquiera cuando los vivía.
Al soltarle, pensaba dejarle ir sin decir nada, más al final alzó la voz, lo suficiente para que pudiera escucharle.
—No tiene nada de malo... Que seas como eres, sea cual sea el resultado que eso conlleva. Tu eres tú, y así como eres has podido pasar por infiernos aún peores, no hay nada de malo contigo.
-Ya no respondió. Bebió el segundo vaso, pero eata vez no lo colocó en la mesa. Se le quedó mirando a contra luz, observando los colores en los que se descomponía al refractarse en los cortes del fino vaso.
Le sonrió de nuevo al vaso y se imaginó lanzándolo al estante frente a ellos, causar el mismo caos que sentía actualmente dentro de ella, pero resignada, solo negó en silencio y dejó el vaso en la barra. Se puso de pie y le dio un abrazo al azabache.
Era obvio para ella que era malo. Por eso no quiso responder más. ¿Qué podía tener de bueno si siempre terminaba de esta forma?
Tras romper el abrazo, le dio la espalda y salió del bar hacia su casa.-
Volvió a agregar mientras de su lado detenía su bebida. Su mirada hacia ella regreso, había cierta comprensión dibujada en sus ojos, entrecerrando sus párpados por unos instantes mediante la dejaba deshaogarse
-Se encogió de hombros tras hacerle señas de nuevo al encargado para que le sirviera dos más. Tenía los ojos cansados por el llanto nocturno y solo forzó una sonrisa débil.
—Porque soy yo. Porque siempre quiero y pido más. Debería solo conformarme con lo que tengo y no exigir demasiado.—
Soltó ella mientras tomaba uno de los vasos que recién le llenaron de nuevo y se lo empinó igual.-
Pudo comprenderlo desde la primera frase, no es la primera vez que ella se desahoga con el en cuanto se tratara de este tipo de situaciones, curioso, es una confianza muy marcada entre los dos la cual no desapareció nunca.
Consumió más de la bebida, degustaba el sabor del alcohol en gran medida puesto que lo ayudaba a relajar muchos de sus pensamientos. Su mirada se fue al frente por unos segundos, sin dejar de prestarle atención
-Se había quedado estática, con una sensación extraña en el pecho, un nudo que le dolía al hablar. De pronto la voz del azabache logró traerla de vuelva y le sonrió débilmente mientras el encargado colocaba dos vasos de whisky frente a ella, llenos, rebosantes, sin hielo. Tomó uno y se lo empinó de una y luego volvió su vista al frente.-
—A veces... no entiendo como es que logro acabar con lo poquito de felicidad que tengo. Lo hice contigo, lo hice con Sora, lo hice con... —Mejor guarda silencio y se bebe el otro vaso porque sentía ganas de llorar.-
Dio un trago profundo a su bebida, ya era la tercera de la noche. Fuerte resistencia al alcohol, la suficiente para no embriagarse tan rápido. Le llamó la atención, después de todo conocía bien a Yuki, no parecía que algo estuviese bien
-Se sienta a su lado y soltando un suspiro, golpeteó la barra para llamar la atención del encargado. Hace una seña con los dedos para que le llevara dos copas. Él ya sabía de qué. Evitó mirar a Soujiro, solo miró al frente esperando su orden.-
