—Es coincidencia, pero sí puedes darme algo que necesito.

Recién surgido del subsuelo, siempre regresaba a la superficie con un exceso de energía y calor que le gustaba mitigar. Se acercó a él y abrazó su cintura, sin tardar en abrir la túnica que lo cubría y revelar el par de pezones perforados. Apretó uno de los pectorales con una de sus manos, sus garras hundiéndose inevitablemente en su piel.

—Me gusta bastante este cuerpo que tienes, se ve muy resistente.

Siendo lo más cercano a su rostro el cuello del enorme dragón, mordió un costado del mismo con la fuerza suficiente para dejar su marca.