—Odio este clima... —Murmuró bajo, prácticamente inaudible por la ventisca helada que los rodeaba. Ayudó al otro a entrar en ese frío lago, sosteniendo su cuerpo con firmeza, esperando que tanto el agua como el frío lo revitalizaran—. Con esto debería retomar la consciencia... —Lo hundió en el lago frío, al principio cuidando de no meterse por completo en el agua, pero eventualmente adentrándose poco a poco también.
Estiró una sonrisa a medida que lo vio arquearse y sintió sus dedos empapados. Se encontraba por completo en su interior y allí se detuvo al escucharlo.
Sin embargo esa pausa duró sólo un instante. Su otra mano tomó uno de los glúteos ajenos y lo apretó, mientras sus dedos estimulaban ese punto extra sensible con movimientos constantes en su interior, sencillos por toda esa humedad. Se acercó a su rostro y susurró contra sus labios:
—Si me pides que me detenga, te prometo que lo haré.
