—Cuanta exigencia...— Era casi un reclamo pero que iba acompañado por una pequeña sonrisa, bien pudo haberse negado pero ya se había atrevido en primer lugar, no veía lógico echarse para atrás. Tuvo que levantarse para poder acomodar su cuerpo tal como se lo había pedido el dragón, mirándolo de frente y con sus rodillas a cada lado de las piernas ajenas, su rostro se coloreó de rojo.
