Sentirlo distante y melancólico a su al rededor no le gustaba. Comprendía que había mil tormentas en su cabeza, así lo conoció, pero quería creerse capaz de apaciguarlas; o al menos brindarle un poco de la quietud que sentía a su lado. Impaciente por ello, lo tomó en brazos y se inclinó sobre su cuerpo, acercándose a sus labios, demandante.
Voltea el rostro para verlo de reojo, frunciendo nuevamente el ceño y mostrando su larga cola que cual latigo con un dueño agresivo golpea al dragon de agua lanzandolo hacia atras, continuando con su camino antes de ser atrapado por el mayor, frunciendo el ceño y luchando justo antes de que le atara. En cuanto lo hace su cuerpo se tensa y se recoge, desviando la mirada hacia un lado sin siquiera querer resistirse, no tenia la energia suficiente para transformarse.
- Iguales... todos son iguales...
Murmura para si mismo, manteniendose con el rostro desviandose para no hacer contacto visual con el dragon de fuego.
