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EmmaVanity · F
Estaba acostumbrada a ser el centro de atención, ser observada y juzgada por ojos usualmente no muy amigables. No se le movió ni un cabello ante la mirada penetrante del pelinegro, es más, la incentivó a seguir adelante. Estoica, extendió su mano para acercar aún más hacia él su pergamino junto a una pluma, la cual acababa de sacar de su bolsillo.

—Escribe tu precio. —Quienes decían que no podían solucionar sus problemas con dinero, era porque no tenían el suficiente. No estaba segura si era eso a lo que Severus se refería, pero...¿que podría querer de ella? Sea lo que sea, si le generaba más pérdida que ganancia, iba a reconsiderar el trato o buscar a alguien más. Barty tal vez podría ayudarla, aunque sospechaba que iba a ser más difícil que guardara el secreto, lo cual le saldría mucho más caro a la larga.

No se permitió mostrarle lo necesario que era para ella solucionar aquello de una vez, pero sabía que él lo percibía de todos modos. A pesar de su tono de voz neutral, sus movimientos calculados, no podía controlar lo expresivos que resultaban sus ojos a veces. Un celeste tempestuoso. No estaba acostumbrada a quedar en desventaja y cierta molestia comenzó a instalarse en su interior formando un nudo en su estómago. Imitó inconscientemente el movimiento de manos de Snape y se cruzó de piernas, repitiéndose internamente que iba a salir por la puerta con un "si" de parte del joven.
EmmaVanity · F
Siguió cada uno de los movimientos del contrario con atención, no quería arruinar su posibilidad de convencerlo. Curioseó con una mirada fugaz los libros que poseía y sonrió un poco relajando su postura al ver que eran de pociones. Bien, el estaba en tema y sabía que le gustaba, porque le estaba dedicando su tiempo. Tal vez las pociones sean para él, como para ella es el quidditch. No se negaría, ¿verdad? Y menos si tenía algo a cambio para ofrecerle.

—No mucho, pero podrían ser mejor si estás dispuesto a hacerme un favor.— Respondió mientras ocultaba su muñeca dentro de su túnica, luego de que esta fuese presa de la mirada del muchacho. Directa, no quería perder tiempo cuando en su mente hacía una lista de todo lo que tal vez Severus necesitaba oír para convencerlo, tenía algunas cartas y se las iba a mostrar todas. Sacó el pergamino prolijamente doblado de uno de sus bolsillos y lo extendió enfrente de ambos, eran las indicaciones de la poción que necesitaba.

—Tu contribución al equipo no será olvidada, y no me digas que no me ayudarías a quitarle la sonrisa a Potter y la oportunidad de que haga su fastidioso baile de la victoria.

Finalizó observándolo esperanzada, realmente necesitaba su ayuda y haría las cosas más sencillas para ella. En el peor escenario, iba a tener que improvisar y evitar que el equipo saliese perjudicado por su lesión; incluso si eso significaba caerse de la escoba en el partido. Pero esperaba que aquello no fuese necesario, la poción cura huesos era asquerosa.
EmmaVanity · F
Un pase, un solo pase y el entrenamiento terminaba; pero cuando Vanity recibió la quaffle supo que el dolor proveniente de su muñeca no tendría fin pronto. Repiró hondo mientras descendía a gran velocidad intentando no pensar en ello, no iba a mostrar debilidad ni preocupar al resto. —Excelente entrenamiento, no me decepcionen el sábado.— Exclamó con fingida alegría, antes de dar un saludo general, recoger sus pertenencias y dirigirse a paso rápido a la sala común.

En su habitación, examinó su muñeca y dado su largo historial de heridas en el pasado, llegó a la conclusión de que estaba esguinzada. Mientras la vendaba pensaba en sus opciones: lo más lógico sería recurrir a la enfermería, ese tipo de lesiones solían ser curadas con una poción sencilla y reposo. Pero contando con el tiempo mínimo e indispensable para sanar y sabiendo que si la enfermera descubría la herida no la dejaría jugar, descartó esa opción de inmediato.

Segunda opción, podía hacer ella misma la poción, sabía cual necesitaba e incluso los ingredientes y su procedimiento. El único detalle era que ya había fracasado estrepitosamente en el pasado, al intentarlo su caldero explotó.

Tercera opción y la que menos le gustó, pedir ayuda. Necesitaba a alguien que estuviese más avanzado en pociones (por lo tanto mayor) y que a pesar de ser Slytherin no perteneciera al equipo de quiddtich. Su rango de búsqueda comenzó a restringirse cada vez más, en sí porque no sentía adecuado confiarle el futuro del equipo a cualquiera.

Sin llegar a una conclusión, volvió a la biblioteca por más material sobre pociones curativas, preparando una cuarta opción y ahí fue cuando lo vio. Sentado a metros suyo, iluminado por la cálida luz que entraba desde los grandes ventanales, la respuesta a su larga búsqueda. Tanto Snape como ella, frecuentaban las mismas personas y es probable que hayan tenido alguna interacción durante su tiempo en el castillo; pero Emma nunca le había prestado tanta atención como ahora.

Con esta nueva posibilidad en su horizonte, decidió ponerse en acción lo más pronto posible. Se sentó en la mesa del muchacho y se quedó en silencio observándolo por unos minutos buscando el momento correcto para intervenir. —Buenas tardes, Severus. —Las palabras se escaparon de una pequeña sonrisa que esbozó, en modo de disculpa, por interrumpirlo en sus tareas.
—Un terrible paquete de bienvenida, en mi opinión. —Regulus bufó, acomodándose la bufanda verde antes de asentir y empezar a caminar. —La próxima vez es mi turno, robé la mesada de Sirius, tengo ganas de gastarla toda en "serpientes".
—Estuve buscándote; juro que no soporto más a Malfoy, ¿una cerveza de mantequilla?