61-69, M
About Me
The Whiteboard is a place where people can send Gestures, Attributes, Images, Comments, and much more...
This page is a permanent link to the comment below. See all comments »
Cy1516757 · F
[i][center][b]Out[/b][/center][/i][center][i]¡Excelente! doy inicio.[/i][/center]
[sep]
Los barcos llegaban al muelle de Londres, las luces la encandilaban y le impedían buscar con la mirada el que ella esperaba.
Días atrás les habían notificado del robo de un libro valioso; no era uno de pinturas inmóviles y aburridas, no, era de aquellos cuyos pueblerinos se movían de un lado a otro haciéndote la plática hasta el amanecer, uno mágico, uno especial.
Sokar había accedido a permanecer en la orden mientras Amelia investigaba a los sospechosos, uno a uno.
Desde traficantes de arte hasta falsificadores. Cuando el barco arribó, sus pupilas se dilataron al ver la cantidad de destellos que saltaban de la borda, parecía una guerra de luces entre los sujetos que viajaban en aquél pero, algo la desmintió en cuanto uno de los participantes cayó al agua y no volvió a salir.
Amelia se mantuvo en silencio, oculta detrás de unos contenedores cercanos al muelle, aquellos bajaban del barco cajas y cajas que emitían gritos y reclamos, las apilaban uno sobre de otra lo más lejos del barco, cuando el par de sujetos restantes volvió al interior del barco, Amelia se acercó a las cajas, no había una pintura perdida, ¡eran más de cien! todas esas malditas cajas contenían cuadros robados de distintas partes del mundo, cuadros pertenecientes a escuelas, seres mágicos, familias humanas amantes de lo paranormal. Entonces, Amelia trazó un círculo con el dedo al rededor de las cajas y estas se evaporaron mientras atravesaban el concreto.
¡Alto ahí! ¿qué has hecho mocosa? — Le gritó un hombre de los que estaba bajando la mercancía y que ahora se encontraba detrás de ella, apuntándole con lo que parecía ser una varita. — Date la vuelta, ¡vamos!
Amelia, obedeció, alzó las manos y permitió que aquél le viera el rostro.
Están robando mercancia preciada para el mundo mágico. — Dijo aquella viéndolea los ojos, el sujeto se rió como si supiera algo que ella no. Todo aquello tenía que contárselo a Thot lo más antes posible. ¿Para qué querían tantas pinturas?
[sep]
Los barcos llegaban al muelle de Londres, las luces la encandilaban y le impedían buscar con la mirada el que ella esperaba.
Días atrás les habían notificado del robo de un libro valioso; no era uno de pinturas inmóviles y aburridas, no, era de aquellos cuyos pueblerinos se movían de un lado a otro haciéndote la plática hasta el amanecer, uno mágico, uno especial.
Sokar había accedido a permanecer en la orden mientras Amelia investigaba a los sospechosos, uno a uno.
Desde traficantes de arte hasta falsificadores. Cuando el barco arribó, sus pupilas se dilataron al ver la cantidad de destellos que saltaban de la borda, parecía una guerra de luces entre los sujetos que viajaban en aquél pero, algo la desmintió en cuanto uno de los participantes cayó al agua y no volvió a salir.
Amelia se mantuvo en silencio, oculta detrás de unos contenedores cercanos al muelle, aquellos bajaban del barco cajas y cajas que emitían gritos y reclamos, las apilaban uno sobre de otra lo más lejos del barco, cuando el par de sujetos restantes volvió al interior del barco, Amelia se acercó a las cajas, no había una pintura perdida, ¡eran más de cien! todas esas malditas cajas contenían cuadros robados de distintas partes del mundo, cuadros pertenecientes a escuelas, seres mágicos, familias humanas amantes de lo paranormal. Entonces, Amelia trazó un círculo con el dedo al rededor de las cajas y estas se evaporaron mientras atravesaban el concreto.
¡Alto ahí! ¿qué has hecho mocosa? — Le gritó un hombre de los que estaba bajando la mercancía y que ahora se encontraba detrás de ella, apuntándole con lo que parecía ser una varita. — Date la vuelta, ¡vamos!
Amelia, obedeció, alzó las manos y permitió que aquél le viera el rostro.
Están robando mercancia preciada para el mundo mágico. — Dijo aquella viéndolea los ojos, el sujeto se rió como si supiera algo que ella no. Todo aquello tenía que contárselo a Thot lo más antes posible. ¿Para qué querían tantas pinturas?