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Qué hermosa ciudad. Pensaba cruzar de paso, pero fue imposible no detenerse a ver. En todas las calles había como mínimo dos o tres puestos, cada uno de ellos tan maravilloso como el anterior.
Joyas de colores, telas vistosas y criaturas mágicas estaban por doquier, compitiendo entre precios y demanda. Era peligroso quedarse mucho tiempo en un lugar, pero la princesa decidió ajustar su capucha y seguir viendo. De todas formas ya había vendido todas sus prendas de valor, lo que vestía era tan sólo la moda básica campesina. Podría distraerse un poco.
Joyas de colores, telas vistosas y criaturas mágicas estaban por doquier, compitiendo entre precios y demanda. Era peligroso quedarse mucho tiempo en un lugar, pero la princesa decidió ajustar su capucha y seguir viendo. De todas formas ya había vendido todas sus prendas de valor, lo que vestía era tan sólo la moda básica campesina. Podría distraerse un poco.
31-35, F
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