Conducía sus pasos en círculos alrededor de su despacho, sabía bien de qué día se trataba. "Maldición..." Murmuraba una y otra vez entre dientes. ¿Él? El Conde Phantomhive, ¿festejando San Valentín? Debía estar de broma. Sin embargo, era un pensamiento que no se podía sacar de la cabeza. Después de todo, el azabache significaba mucho para él. ¡Oh! ya sentía como aquello le taladraba su orgullo.
––Hmmp...––Se quejaba mientras de vez en cuando daba furtivas miradas hacia su escritorio, donde se hallaba una caja de tamaño considerable adornada con un enorme moño rojo. La misma poseía algunos agujeros a los costados. No sería difícil adivinar su contenido tomando en cuenta la anormal afición que tenía el mayordomo por ciertos animales. No compartía el mismo gusto, pero sabía que el regalo le alegraría el día.
Caminó hasta la ventana y con ambas manos la abrió de par en par, tan sólo esperando a que el demonio respondiera a su llamado encomendado por Finny.