SebasArshall

[center][b]**Ante las amenazas del guerrero extranjero, el General, tan sólo esboza una media sonrisa, ladina, misteriosa, un gesto que oculta algo más, por lo que, fría y calmadamente responde.**[/b] [i][c=#3F0000]No... no fueron a solicitar el permiso de tu "señora", fueron a entregar una invitación a tu Rey, quien lo es por derecho de sangre. Mas, tu "señora", no lo es... ella, en estas tierras, para nosotros, no merece ser llamada reina. No encontraron a tu señor, e hicieron lo que se les ordenó...[/c][/i]

[b]**Dicho aquello, el General comienza a desenvainar su espada cuando escucha una voz femenina, al fondo, salida de ninguna parte. Una voz con autoridad y frialdad, sin embargo, en ese momento con un dejo de condescendencia actuada y medida.**[/b] [i][c=#660066]General, ¿qué clase de modales son esos con un invitado?[/c][/i] [b]**Tras hacerse escuchar, desde un portal medido, aparecería una mujer alta, cabellos azabaches, piel pálida y ojos ambarinos. Su porte, elegancia y gracia de su semblante, no pueden más que corresponder al de una Monarca, que, pese a la madurez de sus rasgos, conserva toda la exquisitez y belleza totalmente inigualables.

La mujer, con gracia y, acompañada de dos paladines, fríos, férreos y en completa dedicación a su deber, se acerca al general, para pasar por delante de él y así, dirigirse al guerrero extranjero.**[/b] [i][c=#660066]Me placería que me acompañe a conversar un rato, para llegar a un trato que a ambos nos beneficie.[/c]

[c=#3F0000]Mi señora, este hombre...[/c][/i] [b]**Comienza a decir el general, sin embargo, es acallado por la mujer con firmeza.**[/b] [i][c=#660066]¡Suficiente, general! De ahora en más, este asunto lo resolveré yo, ya que ustedes han demostrado una ineptitud sin precedentes.[/c][/i][/center]

[center][b]*A la mañana siguiente abre los ojos, por un momento se queda en cama sin saber realmente en donde se encuentra, pese a ser su propia habitación. Es de aquellas veces que alguien intenta recobrar el sentido, la conciencia y la orientación entre el sueño y la lucidez.*

[c=#E50000]Un sueño... una maldita pesadilla... tal vez... o...[/c] *Musita levemente, observando los alrededores de aquel lugar tan desgastado y, sin embargo familia y reconfortante. Volteando después hacia la ventana, se percata de que es una mañana gris y húmeda, algo habitual en Drachenzunge, la capital del reino más grande conocido por los inmortales.

Decidiendo iniciar el día, se pone en pie para realizar sus actividades rutinarias antes de analizar los contratos que su socio, posiblemente le llevó la noche anterior, antes de su regreso para descansar de algún encargo sucio con el que muchos nobles, pomposos, o comerciantes comodines se atrevería a mancharse las manos...


...A su regreso, mientras termina el almuerzo. Ganso silvestre asado, acompañado con un fresco té de menta, analiza los contratos. Entre ellos el de un comerciante oriental que busca un asesino con destreza y sangre frías excepcionales, necesario no temer a la muerte para una sola tarea: Borrar del mapa a una gobernante extranjera, al otro lado del mundo.

¿Dellavú o algo más? No está seguro, pero, el sueño había sido inquietantemente similar. No podría ser coincidencia. En el mismo, todo se encaminaba a la pérdida de su autonomía y libertad. No. No volvería estar a merced de nadie más...

Decidiendo algo que, nunca había hecho: rechazar una propuesta de trabajo. Rompe en dos la convocatoria y pone los pedazos al fuego de una vela, hasta que termina el papel reducido a cenizas...*[/b][/center]