*Cham Cham detuvo su paso por un instante, giró con sutileza su rostro y esbozó una dulce sonrisa.* - Lo haré, tenlo por seguro, ñya. Vamos, no te quedes atrás. -Marcó de nuevo el camino por el tétrico lugar repleto de belleza natural y ambiente insólito, el peligro se logra respirar a cada instante que iban por dónde la chica intuye la ubicación de su objetivo. Prontamente detuvo su andar al escuchar el chillido, gestos y movimientos del chimpancé que brinda un mensaje que sólo Cham cham es capaz de entender- ¿Ñya?, ¿Sientes la cercanía de Amakusa? -Arrugó su entrecejo y retomó el camino a seguir.- Entonces Cham Cham irá tras ése perverso hechicero, será difícil pero no imposible.
*Sin mencionar más, la joven se colocó en la posición de un felino comenzando a correr como si fuese uno, logrando trepar de los árboles, deslizarse entre las ramas y las densas copas, sujetándose de las lianas y corriendo en posición de cuatro con increíble agilidad. Dicha dirección que tomó, le había llevado a un poblado abandonado, siniestro y obscuro, el viento que sopla se torna gélido y con toque misterioso, prontamente del cielo surge un rayo que se impacta contra el piso y dejando una enorme mancha, misma que posteriormente se torna como una figura.*
- Ñya, ¿Qué es éste lugar? -Menciona acercándose a paso moderado, sin bajar la guardia y viendo a su alrededor, especialmente en el signo marcado por el rayo.- Amakusa ... eres un ... -arrugó su entrecejo, sin acercarse más y colocando su boomerang frente a ella en defensiva.-
