Misaki si que era traviesa, le encantaba jugar con la mente de saruhiko, y claro, el no se negaría para nada a sus deseos. A la par que sintió su mano por debajo de su camisa se apego a ella y empezó a besarla, primero eran besos cortos, luego empezarían a ser más duraderos.
— Mm~ eres traviesa, Misaki~ — Murmuro el azabache mientras besaba a la pelirroja, luego una de sus manos empezó a retirar los pantalonsillos que ella tenía puestos.
El pelinegro empezó a absorber con más fuerza el pecho de ella y luego se separo de este con un poco de leche bajando por un lado de sus labios, se relamió y dijo.
— Todo lo que viene de Misaki sabe tan bien~ <3 — Se le veía esa cara de psicópata excitado, y en su momento bajo la mirada observando como sus caderas seguían frotándose mutuamente y acomodo sus manos debajo de sus piernas para entonces comenzar a manipular su zona baja en la que la punta de su miembro empujaba pero no llegaba a entrar, estaba torturando a la pelirroja.
