La chica sobresaltada al no darse cuenta de la presencia del joven, ni de donde había salido, pegó un pequeño brinco y se levanto de un salto echandose dos pasos hacia atrás e invocando en su mano un extraño báculo dorado con un espejo en el extremo
-¡¿Q-Quien eres?! ¡¿y de donde hás salido?!- casi gritó secandose las lagrimas de su mirar carmesí y poniendo el dorado báculo entre ambos
Sin embargo, se paró a mirar al chico con algo más de detenimiento. A pesar de que parecía un chico normal, aquella aleta en la cabeza y la cola de tiburón dejaban de ser algo habitual. -tu...¿a caso vienes del mar?- bajó el báculo y miró al chico un poco más calmada pero aún en guardia. De ser lo que ella pensaba que era, podría no ser una buena persona. Había oido de quealgunos de los de su especie disfrutaban abusando y maltratando a otros.