— ¿Eh? — alzó una ceja para dirigir la mirada hacia la rubia, caminando sin cesar hacia adelante, con la respiración controlada ya que parecía no encontrar más de esos malditos demonios alrededor.

— ¿Qué situación? No comprendo... — Agregó el mayor acelerando un poco más le paso, debía encontrar un lugar donde guarecerse, allí parecían estar en medio de la nada, totalmente expuestos a cualquier tipo de ataque. — ¿Estabas buscándome a mi? ¿Por qué? — Inquirió con total sorpresa.

Sus manos temblaban tanto, que el cigarrillo que paseaba entre sus dedos tembló un poco; ella no era la clase de mujer que buscaría lo estético, pues era una persona de "ciencia". Si, era eso. Se convencía de que solamente necesitaba una segunda opinión que no fuese cotidiana, que le abriera un poco más la mente.

—Yo... Ah... No sé cómo comenzar. —Pronunció, en un tono algo grave. —Me llamo... Angie. —Asintió, mientras consideraba mentalmente la idea de ir por la simpleza. —Y, bueno, estoy buscando una segunda opinión acerca de... Una situación. ¿Es usted a quien debo encontrar?