El festival de la flor espiritual era un acontecimiento realmente único de las tierras místicas de Jonia, ese encuentro especial que por mucho tiempo no se realizó debido a la invasión noxiana, pero que por fin, después de tantos años, pudo cumplirse de nuevo para guiar a las almas hacia el paso al más allá. Aunque se pensaría que el sentido sería uno solo, en realidad los habitantes de aquel limbo espiritual podrían pasar a este plano por diferentes razones, tan importantes como un reencuentro, así como ingenuas, como el mero deseo de querer "jugar". Entre la música y la felicidad que compartieran los asistentes, por el sendero del rio los brotes de las flores espirituales comenzarían a emerger, así como la criatura que hubiera bajado de aquel plano espiritual junto con las flores.
Su apariencia era como la de un zorro y podría pasar desapercibida entre la maleza y la poca luz nocturna, de no ser por su particular color, tan blanco como la nieve y con una cola azul, colores poco usuales en los seres vivos. Se podría pensar que a la que la llamaran la "Vulpina guía" tendría razones muy importantes para estar ahí, pero ver el modo en el que jugueteaba con las flores y aparentemente buscaba a alguien entre los árboles, sugería que había terminado ahí por culpa de un juego entre ella y el perro mapache que la guió hasta perseguirla al mundo de los vivos.
—Teemo... Sé que estas por aquí, te vi corriendo hasta aquí—
Su voz se acompañaría de los cascabeles de su cuello, aunque era tan escurridiza que solo un ojo atento podría seguirle el paso.