*Frente a ella ahí estaba el lado oscuro de Ambrosia, un poder oscuro capaz de despertar cualquier entidad maligna fuese antigua o reciente. Cham Cham estaba decidida, confiando plenamente en su entrenamiento como guerrera jaguar, cuyo empeño se hizo a notar con el fuerte empuñar del bumerang.- No te tengo miedo. -Incitó la chica, luego de que aquella risa malévola se burlara de ella, pues ¿cómo pretendía detener un poder que milenios atrás existe gracias a las ciencias ocultas y las innumerables muertes dadas en sacrificio? Nuevamente, los dioses le sonrieron a la guerrera jaguar, otorgándole un gran poder a empuñar en su artefacto blindado de baño de oro y obsidiana.-
- ¡Has dañado irremediablemente las tierras de nuestra Madre Tonantzin, has saqueado el templo de nuestro querido padre de la guerra Huitzilopochtli y burlado de nuestro Padre Quetzalcóatl! ¡Es imperdonable! -Lanzó aquel bumerang hacia la criatura de orbes rojizos como el fuego, de gran altura y de fisionomía robusta, logrando cortando una de las largas extremidades que simulan ser un brazo con largas garras en lugar de dedos. Justamente, la chica esquivó el agarre, a su vez que el utensilio gira en un su propio cortando todo a su paso, incluyendo aquel brazo, para después el monstruo sacó otro de su misma extremidad mutilada.-
- Tks. -Frunció su entrecejo, habiendo burlado el primer ataque, alzando su brazo y sujetando el bumerang que llegó a ella como si tuviese mente propia.-
*En la oscuridad, una voz masculina se pronunció, justamente ahí se encontraba Amakusa portando una esfera de poder que brilla entre sus largas y huesudas manos.- ¿?: Niña estúpida.
-Dijo arrogante y con un tilde burlesco, esbozando una perversa sonrisa propia de un maniático; después lanzó la esfera de poder hacia la joven, logrando golpearla y azotarla contra una pared de piedra, escuchándose el fuerte golpe que se propició en todo su femenil cuerpo, sin embargo eso no era suficiente para derribar a la chica, cuya sangre guerrera le obliga a permanecer de pie.-
