31-35, M
Señor del Inframundo.
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morphingqueen00 · F
Aislados han vivido por centenas de años aquellos cuyo deber es guardar, proteger a los Humanos. Aisladas han estado aquellas bellas aves, que siendo bendecidas de una apariencia human eran también ellas quienes portaban las más bellas alas que podrían ser contempladas. Ella, la actual reina de las Fénix les devolviera el reconocimiento por los demás, les devolviera la Libertad. Ahora, ya no eran los fantasmas, los desgraciados que incluso tenidos como extintos eran respectados como los ángeles de fuego, los guardianes de Gaia y sirvientes directos de los Dioses. Al fin, los inmortales prevalecían bien vivos y más que nunca, los caracterizaba la simpatía, la humildad, y la persistencia. Cualidades que regalaban a la Humanidad, tal vez no tan digna ya de dichas ofrendas.
El reino, estaba al momento entregue a los cuidados de la hermana gemela de la reina que se ausentara para viajar a dominios que le eran completamente desconocidos.
La reina tenía un porte divino y majestuoso, mismo siendo una guerrera de cuerpo y alma, dedicando su vida a exterminar aquellos que amenazaban la prosperidad de la raza Humana.
Alta, de cabellos rosados y ojos carmesí... Le completaba su belleza su blanquecina tez y su personalidad única. Su belleza era completamente inhumana aunque se pareciera bastante con ellos. Estaba aún en la juventud de su inmortalidad, teniendo 252 años cuando estos no eran más que 19 en su cuerpo y alma.
Viajaba sola por opción, llevando con ella sus 3 espadas ocultas en una forma de esferas en el interior de su bolsa. Puesto tenía un vestido negro que la destacaba en el medio de aquél paisaje natural.
Allí, en aquél desconocido lugar, encontró a un río... Lo escuchara mucho antes de verlo y le parecía imposible no parar para refrescarse un poco en tan puras aguas.
Cuando sus pies descalzos invadieron dichas corrientes, la reina sintió de inmediato la presencia de alguien más por aquellos rumbos. Quién sería? Esa fue la pregunto que se hizo a si misma, girando levemente su rostro para fijarse en las orígenes de aquél curioso olor que llegara a su perspicaz olfato.
El reino, estaba al momento entregue a los cuidados de la hermana gemela de la reina que se ausentara para viajar a dominios que le eran completamente desconocidos.
La reina tenía un porte divino y majestuoso, mismo siendo una guerrera de cuerpo y alma, dedicando su vida a exterminar aquellos que amenazaban la prosperidad de la raza Humana.
Alta, de cabellos rosados y ojos carmesí... Le completaba su belleza su blanquecina tez y su personalidad única. Su belleza era completamente inhumana aunque se pareciera bastante con ellos. Estaba aún en la juventud de su inmortalidad, teniendo 252 años cuando estos no eran más que 19 en su cuerpo y alma.
Viajaba sola por opción, llevando con ella sus 3 espadas ocultas en una forma de esferas en el interior de su bolsa. Puesto tenía un vestido negro que la destacaba en el medio de aquél paisaje natural.
Allí, en aquél desconocido lugar, encontró a un río... Lo escuchara mucho antes de verlo y le parecía imposible no parar para refrescarse un poco en tan puras aguas.
Cuando sus pies descalzos invadieron dichas corrientes, la reina sintió de inmediato la presencia de alguien más por aquellos rumbos. Quién sería? Esa fue la pregunto que se hizo a si misma, girando levemente su rostro para fijarse en las orígenes de aquél curioso olor que llegara a su perspicaz olfato.