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AkemiHanamiya · F
— Todos creen saber lo que es mejor para mí, pero nunca me lo han preguntado. Nunca. —Le molestaba que sus padres siempre creyeran que sabían lo que era mejor, habían pasado ausentes la mayor parte de su vida y aparentaban ser los padres del año frente a los demás; su hermano siempre fue el centro de atención y ahora querían llegar y mandar en su vida. No pudo ver más a Regulus porque lo sentía un cómplice, pero tampoco podía enojarse con él o culparlo de todo, solo seguía órdenes de aquellos que se encargaban de darle techo y alimento.— Estaré en mi habitación, diviértete. —Solo avanzó a paso rápido a su habitación para encerrarse y llorar a gusto.
RsL1574861 · M
— Lo sé, ya la escuché decirlo más de una vez. Pero, insistiré, en qué esta es la mejor decisión para usted. —Suspiró, prefirió no darle importancia a la actitud que ella tomaba pese a que dolía, y lo hacía por el simple hecho de que se sentía molesto consigo mismo al punto de casi odiarse. Pero no tenía más elección ni remedio, Akemi debía cumplir con las reglas que sus padres impusieran por su propio bienestar. De esa forma podría darle oportunidad en caso de que sucediera una nueva situación que la pudiera exponer a peligros— Ahora, si me disculpa, iré a mirar el gimnasio. Necesito ver los espacios para asignar correctamente sus ejercicios. —Murmuró, llevó la diestra hacia su pecho, de donde tomo uno de los auriculares y lo colocó en su oreja antes de partir en dirección a aquella habitación. No iba a insistirle más por ahora.
AkemiHanamiya · F
Levantó el rostro apenas tuvo la oportunidad y lo observó con todo el enfado que sentía. Se negaba a llorar delante de él, pero cuando se sentía rabiar era su primer impulso, su rostro estaba enrojecido y no podía ocultarse. Chasqueó la lengua y gruñó, en el enfado, tampoco podía negarse si se lo exponía así pero no le agrado en lo más mínimo que le levantara la voz de esa forma. Un par de lágrimas se le escaparon y quitó la mirada al instante, bajando la cabeza al mismo tiempo que bajaba los brazos y dejándolos a los lados de su cuerpo, formando puños.— No es justo. —Susurró. Se dio vuelta con los hombros temblando.— Lo haré, seguiré el plan que hicieron los dos. Aunque no quiero. Que quede en claro eso.
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—Kemi-san, tranquilicese, por favor. —Insistió. Intentó colocar un poco más de fuerza en sus brazos, aunque decidió soltarla para tomarla de ambas muñecas. Había ocasiones, como esa, donde hasta él se desesperaba de los berrinches que ella podía realizar. Y la razón de odiarlos es que siempre se sentía entre la espada y la pared, entre complacer a la mujer que pagaba sus gastos y a la joven que debía cuidar para obtener ingresos.— ¡Ya basta! Es por su bien que su madre está haciendo esto, solo inténtelo una semana, sino puede con ello, yo mismo le diré a su madre que no la presione más. Pero, por favor, inténtelo cómo la adulta que es. —Terminó por soltarla, así logró resoplar para deshacerse de ese enfado que se formaba en él. Se pasó las manos sobre el rubio cabello y negó.— Solo... Solo debe intentarlo aunque sea una vez. No es una rutina exigente, es la mejor para usted.
AkemiHanamiya · F
— Lo que no es justo, es que se pusieran de acuerdo para obligarme a hacer ejercicio. Acepté por acompañarte, no creí que me pondrías una rutina en verdad. —Se mordió el labio inferior con fuerza hasta que sintió el sabor ferroso de la sangre. Se negaba a avanzar. Se sentía traicionada por ambos, por todos. Solo quería encerrarse en su habitación para seguir leyendo. Era un berrinche infantil, pero no podía evitar sentirse engañada. Los ojos se le llenaron de lágrimas debido a la rabia que sentía.— No quiero.
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Lo sabía. Sabía que tener que sacrificar uno de los gustos de Akemi por tratar de conservar uno de los suyos, y del padre de aquella chica, sería algo injusto. Pero situaciones desesperadas requerían esa clase de medidas.— Pero, Kemi-san, no es justo. No puede decomisar a Paris, además, usted me prometió que tendríamos rutinas juntos en el gimnasio en casa... No puede fallarme ahora. Lo prometió. —Insistió. Frunció ligeramente el entrecejo y poco después la guió, forzadamente, a donde debería estar dispuesto el equipo de entrenamiento.— Lo hará. Prometió que lo haría. Esa fue la condición.
AkemiHanamiya · F
— A veces madre de pronto se retracta de sus ideas, al parecer padre logró... —Detuvo sus palabras. Se sintió tonta, el sonrojo acompañó su rostro junto con el enojo. ¿Habían estado conspirando juntos? Quiso levantar el rostro, fulminarlo con la mirada. Incluso intento alejarse, pero los brazos de Regulus eran como una droga para ella. Por lo que tampoco forcejeó mucho. Terminó por resignarse y bufó por lo bajo. Era muy injusto.— Debería decomisar a Paris por esto. —Un gruñido salió sin que lo pudiera contener, estaba molesta.— No me voy a acercar al gimnasio ni aunque me paguen.
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— No creo que la señora se hubiera retratado, quizá quería hacer feliz a su esposo... O tal vez le dije que me gustaría un gimnasio en casa para supervisar que cumplas tu programa. —La estrujó un poco más entre sus manos, acercándola otro poco para que no pudiera reprochar o forcejear ante la defensa que había añadido para que el gimnasio sí se formara en aquel hogar. Seguramente armaría un escándalo por saber que estaba conspirando contra ella con ayuda de su madre.— Creo que deberíamos esperar por él, quizá se enoje si nos ve empezar antes de que pueda usar los aparatos él primero... Sería injusto. ¿No?
AkemiHanamiya · F
— Creo que pidió que fuera rápido, en caso de que madre se fuera a retractar, por eso acabaron en solo unos días. Aunque, ahora que lo pienso, la habitación estaba vacía y solo tenían que instalar el equipo. —Cerró sus ojos y se movió tan solo un poco, como si se quisiera acurrucar en él. Aprovechaba esos momentos donde estaban en soledad para ser cariñosa. No sabía como llamarle a su relación pero le gustaba.— Él me envió por ti, estaba muy emocionado, pero tenía que salir a una junta urgente. Así que lo tenemos para nosotros. Te vas a reír mucho al verme.
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— ¿Tan rápido? Me sorprende que casi no hicieran ruido durante la construcción. —Parpadeó. Dejó que su barbilla se apoyara sobre la cabeza de ella y allí permaneció mientras que trataba de imaginarlo.— ¿Su padre ya sabe? ¿Qué reacción tendrá? ¿Cree que se emocione? —Su diestra se movió, de manera que le acarició el cabello con cuidado.— Será divertido hacer ejercicio con Kemi-san.
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