— Ey, no tiene ninguna gracia si no te molestas. — Negó con la cabeza, frustrado del rotundo fracaso que hubo de su parte. Dio un tercer trago en su licor, lo suficientemente prolongado como para dejar la lata casi vacía. No le molestaba la cercanía con la muchacha, pero sí podía notar el rubor que se hacía presente en su rostro, y cómo a ella sí parecía estarle afectando un poco más.

— Creo que te estás enfermando. Deberías hacerte revisar por alguien. Tienes toda la pinta de estar contrayendo una fiebre o algo así.