limpiaron aquellas lágrimas cuando quietamente, decidió pasar sus brazos fornidos por sobre sus hombros apegándole contra su fisonomía para darle algo de confort. Era claro que este proceso era tan extraño para ella cómo lo era para él, pero habiéndose desahogado tremendamente, no dudaría en ser el pilar para ella y sus hijos mútuos. Y pensando con frialdad, hijos de dos razas como los de ellos, de seguro aquellos con su linaje estarían orgullosos de lo que saldría a futuro cuando las niñas crecieran, y el pequeño monstruito que tenía por hijo también.

Entonces posó su enorme índice y anular sobre el espacio entre su pecho y su cuello, justo en medio de las cláviculas, siendo un simbolismo de que Akasha se encontraba allí. Deseaba que si un lado de Akasha había aprendido a amarle, que Riku también lograra hacerlo o por lo menos comprender aquello. Quería a su esposa, quería una madre para sus hijos, y al final Riku era aquello, solamente era difícil entender que había evolucionado a algo más, como si el alma que residió en ella mientras dormía hubiese vuelto a su hogar.

— Espero puedas prometerme eso, Riku. Y haré todo lo posible para que tu propósito se desarrolle de modo natural sin que tú y yo suframos por ello. — Así mismo aquellos dedos se movieron hacia donde se encontraba su rostro, limpiando sus lágrimas. Era extremadamente extraño, había sufrido tremendamente la pérdida de su esposa, pero de cierto modo estaba allí frente a él, en carne y hueso, esta vez literalmente. Los yemas que le tocaron (...)

— Yo te ayudaré, de un modo u otro a comprenderle, al final, lo quieras o no Riku, son la misma persona, como dos caras de una misma moneda. — Admitió con calma más con esa voz profunda y ronca, sintiendo el toque en su rostro, y entonces ahora con esa piel y carne, tocando su piel entendió la gran diferencia entre Akasha y Riku, la primera era una manifestación espiritual solidificada, pero Riku era entonces carne y hueso. El amor de Akasha y Alastair era más espiritual que carnal, y sin embargo lo que Riku mostraba era compasión y el deseo de ayudarle, por lo que le miró con cierta firmeza, añadiendo. — Sin embargo nunca hagas esto por lástima, o deber. Quiero que lo hagas por eso que vive dentro de ti. — (...)

Expreso con euforia; sin embargo un par de lagrimas empezaron a recorrer sus mejillas. Algo especialmente extraño, puesto que su raza naturalmente no cuenta con agua en su interior, siendo notoria la existencia de alguien dentro de ella. Puede que fuese inusual, pero esas lagrimas no eran suyas, eran lagrimas de Akasha para su amado Alastair.

Riku continuaba confundida. Claramente estaba al tanto de la naturaleza de su propia raza y del como emitían consciencias físicas cuando dormían con el fin de que estas las mantuviesen alimentadas de energía; pero también se sabia que un Oscuro jamás estaría al tanto de la mente y recuerdos de dicha consciencia, pareciendo ser dos identidades independientes. Abrumada por no poder ayudar al ser frente a ella, emitió un suspiro desanimado, mientras llevaba una de sus manos hacia la mejilla del ajeno. — Comprendo lo que me dices, pero me temo que no puedo revivir los recuerdos de Akasha. Nuestra raza manifiesta entidades aparentemente independientes, pero cuando despertamos... Estas desaparecen sin dejar rastro. Aunque algo es curioso... Puedo sentir un particular sentimiento hacia ti sin haberte visto antes. Así que... Me quedare a tu lado, hasta que resolvamos este enigma. ¿Qué dices? — (...)

Fue entonces que Alastair tomó un profundo respiro y miró a los ojos a Riku, sus ojos tan carmín como los de ella, mientras estiraba su mano y brazo, notándose la palma enorme de este, que emanaba calidez y energía, una que quizá ella podría notar como familiar.

— La persona con la que pasé el último siglo, viajando entre planos, luchando contra el mal, y creciendo como familia, ahora vive dentro de ti. Akasha eres tú y tú eres Akasha, es posible que ella sólo fuese la manifestación de tu conciencia. — Admitió de modo más calmado, mientras acotaba con serenidad. — Quizá por eso es que sientes familiaridad hacia mí, y esa calidez que nace naturalmente hacia mí ... En tus ojos, puedo verle a ella. — Admitió el fornido ser, expectante, serio, y deseando que esta vez fuese más claro.

— ... Hrrrm ¿Porqué llevas cara de confusión? ¿Aún no entiendes lo que trato de explicarte? — Se rascó su mejilla con la garra índica derecha, suspirando un poco mientras se sentaba al frente de ella, ya habiéndole demostrado que él no era una amenaza a pesar de su forma temible. Por lo que también enrrolló aquella acorazada cola alrededor de su propia cadera, y estando sentado quedó casi al nivel del mentón de la mujer, pues aquel musculado monstruo humanoide medía más de 2 metros, notándose acorazado y con ropa destartalada.

Su rostro también reflejaba un poco de confusión y tristeza aún, no por su presencia si no por su reciente pérdida. Tendría que explicarle a las niñas del mejor modo posible. (...)