— ¡¿COMO DEMONIOS PUEDEN SOPORTAR USAR ROPA?! Definitivamente algunos seres son muy extraños... — Refunfuñaba, mientras despertaba de su largo sueño, arrancándose desesperadamente la vestimenta con la que alguien la había cubierto mientras dormía.
-Estaba molesto y no iba a dejar que ningún abrazo cariñoso le distraiga de su objetivo, regañarla, por lo cual una de sus manos de inmediato se llevó al rostro femenino para aplastarle con bastante brusquedad sus mejillas.-
¡Capitán nada! ¡Te dije que en la base no puedes ir desnuda por la vida! En la nave si, pero aquí no. Ahora vistete.
-Considerando que estaban en Blind Justice, no podía dejar que vaya a su habitación asignada, la cual estaba lejos así como estaba, así que se separó de ella, se quitó su saco militar y con este le cubrió su vergüenza.-
¡Qué no me entere que estás de exhibicionista porque recibirás un castigo! ¿Entendido?
Logrando escuchar que una voz muy familiar le llamaba. Inmediatamente giro su cabeza en dirección al grito, reconociendo que se trataba de su querido almirante.
— ¡CAPITÁN! <3 — Gritaba de forma entusiasmada, corriendo hacia el y abranzandolo con fuerza.
— ¿Normal? Ya habíamos hablado sobre mi disgusto a la ropa. Ya no debería insistir con eso. — Decía en un tono dulce, intentando que no se alterase aun mas.
-Gritó el Almirante a lo lejos tras ver nuevamente a la mujer, aunque no estaba sorprendido por verla, sino porque otra vez había hecho de las suyas al romper la ropa que le regaló. Dando pasos agigantados y totalmente histérico, fue hacia ella, exclamando con bastante enojo.-
¡¿Por qué?! ¿¡Por qué no puedes ser una persona normaaal?! ¡¡Explícame porqué!!
