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RaylaBriarwood · 26-30, F
Era la primera vez que Kayley la acompañaba a hacer un trueque y por supuesto desconocía que Rayla tenía más contactos y una estrecha relación con los mismos. Probablemente no estaba muy acostumbrada a verla interactuar con más criaturas...
Tomo asiento frente a ella y apoyo sus dos codos sobre la mesa, movía sus pies pues no alcanzaban a tocar el suelo de aquellas sillas que consideraba innecesariamente altas. — Kay...— Le llamó y extendió su diestra para alcanzar una de sus manos. —Solo son negocios, nadie va a invitarle nada a nadie. —
Cuando Rayla llegó a la mesa, Kayley parecía más una cría haciendo berrinche.

—Creí que tu "amigo" iba a invitarte.— La verdad era que se había puesto celosa. Y era extraño incluso sentir algo como eso, parecía que tenía cientos de bichos revoloteando en su estómago, era como un dolor de pancita, pero peor.
RaylaBriarwood · 26-30, F
Tras un par de palabras más los dos elfos se pusieron de pie y tras tomar cada uno sus pertenencias se alejaron de la mesa, Rayla tomó su camino en busca de Kay y el elfo lunar salió de la taberna. Rayla se quedó de pie mirando de un lado a otro buscando a Kayley hasta que en un rincón, en una mesa un poco apartada logro verla. Sonrió y se balanceó un poco en sus talones antes de ir hacía ella y tomar asiento a su lado. — Listo, he conseguido todo lo que necesito. — Satisfecha añadió. — ¿No me pediste una a mi? —
¿El tonto le estaba coqueteando?...

De no haber estado su hidromiel tan rica habría azotado de rabia el tarro contra el suelo, así que la segunda mejor opción era seguir bebiendo. Y le habría gustado clavar una flecha en medio de los ojos de ese elfo para enseñarle a no acercarse a su chica de ese modo.

Pero Rayla le había dicho que esperara y obediente a ella, así lo hizo.
RaylaBriarwood · 26-30, F
En la mesa en la que tomaron asiento no se hizo ningún pedido, nadie bebió nada. Sobre la vieja madera, gastada y húmeda el elfo colocó un pequeño saco el cual pronto Rayla tomó para revisar y enseguida ella hizo exactamente lo mismo. Sobre la mesa ella dejó un par de monedas de oro y satisfecho el elfo las tomo dejando una pequeña bolsa de cuero extra. — Cómo siempre ha sido un placer hacer negocios ~ — canturreo Rayla haciendo reír al elfo quien se inclinó un poco en la mesa para decir unas palabras cerca del oído de la joven elfa quien atenta giro hacia el un poco su cabeza para escuchar mejor.
Con una expresión de cachorro regañado accedió a esperar mientras Rayla se encargaba de la parte complicada. Mientras, Kayley discretamente pidió un tarro de hidromiel, y sin descubrir su rostro se sentó en una de las mesas apartadas, sitios ensombrecidos donde la gente turbia solía pasar sus noches.

Pero nada de turbio había en los pensamientos de la arquera, que observaba entre la multitud el dorado cabello de Rayla, sin perderla de vista, en una escena que resultó dolorosamente familiar.

—¿Y a ese tonto de dónde lo sacó?...— Se preguntó en voz baja, refiriéndose al elfo que ahora estaba junto a ella, antes de dar un buen trago de su tarro.
RaylaBriarwood · 26-30, F
Gracias a las diosas Kayley había parado con esas cosas, suspiró aliviada y pronto su expresión corporal cambió completamente, relajada y confiada. —Necesitamos pociones, ya que comprarlas resulta muy costoso me aseguraré de hacer unas efectivas. — un elfo lunar entro por la puerta principal, miró en todas las direcciones y en cuánto ubicó a la semi elfa hizo un movimiento con su mentón. — Por favor Kay, espérame aquí. — le sonrió antes de dirigirse hacia la mesa en donde cambiaría un par de objetos, ingredientes y un poquito de oro.
—¡Cierto, cierto! Los negocios...— Acomodó su capucha al entrar a la taberna, no quería ser reconocida por alguien a quien le debiera dinero y quedar en vergüenza frente a su compañera. —¿Entonces, que clase de plantas vas a comprar?
RaylaBriarwood · 26-30, F
Basta Kay, tenemos que hacer negocios así que hay que enfocarnos en eso...- Cubrió su boca con el dorso de su mano desviando su mirada un poco sin esforzarse mucho en ocultar lo que esas palabras provocaban.
Eres hermosa...

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