—Un poco a decir verdad. He aguantado cosas peores.—
Estaba tan hundido en si que no se dió cuenta cuando estaba moviendose a los lados, disoció tanto que la miraba confundido hasta que le hizo caso.
Recordó a su viejo amigo y eso le trajo una calma pasejera que incluso se dejó llevar por el juego de ella, lágrimas a montones rodaban por sus mejillas.
“Soy yo, tu querido amigo. Despierta, despierta.”
Solo recordaba las fuacez del gran lobo, sus gruñidos llenos de rabia y sus ojos dorados repletos de ira.
