─ Bueno, eso tiene mucha lógica, pero aún así me gusta darte méritos amiga mía... Llevó su diestra hasta la barbilla, acariciando la misma con su dedo índice, recreando un gesto popular mientras piensa un poco. ─ Habrá que pactar de alguna forma, o de lo contrario el trato se arruinará, qué tal si lo hacemos de manera digital, en un algún audio o video, ya sabes, una prueba hasta que puedas redactar un documento formal.
—Y parte de la magia que realiza el asesor es gracias a las cualidades de su modelo... no lo olvides. Es un trabajo conjunto. . . ¿Firmar? Bueno, no traigo un contrato conmigo en este momento. ¿Cómo hacemos entonces?
─ Te daría puntos a favor, pero... aún no me convences al 100% digo... cualquiera puede ser un modelo aceptable, la magia está en el asesor y su talento para resaltar los detalles. Si hay un beneficio para ambos, no puedo rechazar la oferta ¿Dónde firmo?
—Mucho tiene que ver mi modelo. Si tiene algo inspirador de ahí me pesco y a generar un nuevo look. Y si, deberías arriesgarte a ese pequeño cambio, no será algo que deje en shock al mundo, sólo un ligero ajuste. ¿Qué dices? ¿Te arriesgas a caer en mis manos?
─ Es mi imaginación, o de pronto la señorita Bria me muestra su otro talento oculto... sabía que no me equivocaba, tienes una visión increíble para la moda aunque lo niegues ─ río luego de su comentario, aunque no era una risa burlesca, más bien era una corta carcajada que deja muestra de su complacencia ante el comentario expresado por la dama. ─ ... ¿Debería probar esa actualización? ¿Qué dices amiga?
—Es un hecho, los colores fríos son tuyos. Podemos actualizar tu estilo, darle un toque más casual y tú, tú mi estimado Aitor dejarás idiotas a los modelos.
