—No es aprender, o así lo interpreto yo. Sólo es cambiar la forma en que ves la vida, tus decisiones, las decisiones ajenas. . . Te cegan los ideales de otros cuando de los únicos que debes estar pendiente es de los tuyos. Si te deja un mal sabor de boca, un nudo en el estómago o un vuelco en el corazón, ahí no es.

─ No es tan fácil en mi caso amiga mía, pero intentaré aprender un poco de ti... espero que el tiempo me alcance para ello.

—¿Algo lo impide? Eres dueño de tu vida, tus decisiones. . .

─ Quizás no tan similares, pero eso es un punto a favor... tienes una forma única de sobrellevarlo, me gustaría tener también esa libertad.

—Mi vida está llena de sorpresas. Soy libre, no tengo ataduras, jamás espero nada de nadie y son estos momentos los que me dan sorpresa. Buenas, malas pero siempre sorpresas.

─ Entonces eres como yo, Bria. Muchas cosas llegan de imprevisto, solo para sorprenderme, algunas se quedan y no es tan malo cuando te acostumbras.

—Pero no es malo, sólo sorpresivo.

─ Cielos! Pensé que nada podía doblegar ese espíritu fuerte... lamento haber hecho eso.

—Ay, eso derrite un poco de mi rockero corazón.

─ No podría... al menos, no a ti... es algo difícil de explicar.