Le recriminó ese comentario con una suave mordida en la mano que le acariciaba, quizás aprovechaba que en esa forma no podía hablar, pero si imaginar sus palabras: "quizás soy demandante, pero soy lista y hermosa, eso lo compensa todo". Lamió suavemente ahí donde antes había mordido, se podía ver ahí una marca apenas perceptible, y con un bostezo se acurrucó contra su Shogun.
Esa expresión impacible poco a poco fue cediendo a una sutil sonrisa. Se acomodó para que Miko pudiera estar más cómoda, le llenaba de calma su presencia y una calidez que no era capaz de explicar. — No importa lo pequeña que puedas ser...sin duda alguna sigues siendo igual de demandante. Me atrevería a decir que así lo eres mas. — Comentó al sentir los golpes en su mano aún así no detuvo sus caricias.
¿Hacía cuanto tiempo no tomaba su forma de zorro? Años, años y años habían pasado desde la última vez que sintió ese cálido tacto, el cariño de quien más le importaba, y por eso le cumplía ese capricho, verla en esa forma, la única persona a quien se lo permitiría. Lamió su índice una sola vez, antes de avanzar hacia ella, y enroscando su cola se recostó en su regazo, con su hocico dándole suaves golpecitos, para que continuara con las caricias.
Aquella interacción le brindó una calidez que hacía mucho tiempo no experimentaba. Salir de su eutimia sin duda alguna representaba un reto, acostumbrarse a sensaciones que por mucho tiempo abandonó. Brindó caricias suaves con su diestra. — Hace mucho que no hacía esto...
