Mientras Romine permanecía tras el mostrador de aquella tienda, noto el sonido de la puerta abrirse, y acto seguido notar a la persona recién llegada. Aquella criatura definitivamente llamaba la atención, pues era notorio que se trataba de una raza inusual dentro de aquel reino.
Aun así, los viajes de Romine le habían atribuido el conocimiento suficiente como para notar que se trataba de una dragona. Maravillada por ello, Romine salió tras el mostrador, y saludo directamente a la recién llegada, dando una leve reverencia a manera de saludo.
— Bienvenida a la tienda de Unther, soy Romine, ¿buscabas algo en especial? — Pregunto de forma amigable, mientras recobraba su postura, para así dirigirse hacia uno de los estantes de la entrada, tomando una de las pequeñas bolsas de dulce entre sus manos.