Era extraño, pero acabó perdiéndose. Estuvo un rato conduciendo en territorio desconocido para ella e incluso sin tener licencia de coche (sabía porque su padre le enseñó durante su juventud, aunque nunca se lo pudo sacar). Sorprendentemente se sabía orientar por una ramificación de caminos diversos y perdidos a lo largo de una zona rural.

Su esperanza, en un principio, era encontrar algún vestigio de población para orientarse respecto donde estaba. ¿De verdad no había pueblos? Se le hacía imposible que después de recorrer tanto solo hubiera campos y animales dispersos.

El mapa no la ayudaba y el GPS dejó de funcionar por algún motivo que se le escapaba. En teoría debía llegar a la casa de uno de sus compañeros de piso, en concreto de sus abuelos; la falta de cobertura lo empeoró, no podía llamar a Otis para que la orientara.