*La hermosa kumiho se encontraba descansado en un pequeño lago, ella tenia sus momentos en los que solo y solo se dedicaba a ella; a darse sus pequeños y enormes gusto. Aquel pequeño lago olía a flores, un olor muy suave y delicioso. Nada podría interrumpir su glorioso descanso... mas, al sentir como algo rebotaba en su cabeza, esta giraría y frunciría el ceño pues al escuchar la voz de un hombre, no se pudo imaginar quien se atrevería a "molestarla"
Al ver, a aquel ser, su rostro volvería a suavizarse y comentaría*