Phelial

—¿C-Cómo que no eres… de otro planeta? ¿Cómo siquiera pudiste haber nacido aquí? Las criaturas exóticas no hablan ni son parte animal-humano— Había tragado saliva respecto a sus palabras y el nerviosismo que le estaba comenzando a provocar. El mismo rubor se mantuvo en sus mejillas pero incluso así, el saber que él se encontraba equivocado le mantenía firme. —¿Acaso nunca nadie se quejó por tus acciones y soy la primera? Es imposible.— No había notado que ella se encontraba mirando hacía ahí, ya que al pasarle la manta le había vuelto a dirigir su mirada, por lo que volvió a quitarla. —No me interesa mirar tu cuerpo semi-desnudo, si es lo que crees.—