Perona

Zoro le dio su espacio, realmente no quería hacer nada indebido, porque en el momento en el que ella aceptara, él no sería capaz de detenerse. Y, cuando finalmente miró como ella giraba su cuerpo y compartir así con él su piel desnuda, la miró de pies a cabeza sintiendo esa punzada intensa de deseo.

Él mismo se despojó de su camisa dejando así el torso desnudo y ella se abrazó de él dejandolo sentir su cuerpo desnudo, sus pechos, su calor y la suavidad de su tersa piel. Se estremeció y antes de dejarlo responder se besaban nuevamente. Zoro le respondió ese beso haciendolo más intenso a cada segundo. La manos no le podían estar quietas, se posaron en su trasero, mismo que amasó gentilmente sobre su lencería, la cual comenzó a jalar suavemente aún sin quitarla, quería prepararla, la miraba de una forma un tanto inocente.

—No creo que seas bonita... es un hecho que eres muy hermosa. -

Dijo finalmente con una sonrisa. La llevó así a la cama donde entre besos a sus labios, mejillas, cuello y hombros la recostó suavemente dandole así la libertad de observar su figura, sus pechos desnudos con esos pezones rosados, bellos y limpios. Los tocó, los poseyó con ambas manos amasando muy suavemente sintiendo como el control se le iba del cuerpo. le besó el pecho, le saboreó la piel, los pezones, le abrió las piernas acariciandolas con la zurda y besó cada parte de su vientre. Se despojó de sus pantalones y se arrodilló en la cama, aún con su ropa interior mientras se daba a la tarea de besar sus largas piernas y mirar cada reacción que ese rostro femenino era capazr de expresar.