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Ghost Princess
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Ya toma el manto y acompañame en mi soledad sola (?)
Tashigi · 26-30, F
Peronita piciosa, amo tu perfil <3
Si aquel mundo era real o no, era debatible, sin embargo la desquebrajada mente de Alicia alteraba a aquel mundo de por si sombrío y extraño, el tiempo se encontraba pausado, la cordura era inexistente, se podía caminar de cabeza y en ocasiones la gravedad era relativa, las pastillas que entregaban en el psiquiátrico a Alicia estaba desmoronando el país de las maravillas, el conejo blanco había salido a buscarla, aunque al parecer el roedor se había equivocado de Alicia, el mundo se alteró con las pisadas de aquella nueva inquilina

Mad Hater, que por ahora no era más que un torso con cabeza, sintió la presencia de una nueva chiquilla, no era su Alicia, pero el sombrero que portaba era de los mejores que había admirado, aunque ¿Qué sabría él? Solo era un simple Sombrerero.

Con la cabeza dirigió una tetera oxidada que funcionaba como telesilla hasta el borde de lo que parecía un lúgubre acantilado en donde esperaba la chica la tomara antes de no sé, morir, quizás.
TrafalgarDWLaw · 26-30, M
Odiaba que una mujer lo tratara así, sobretodo si era una que parecía una niñita. Pero, entendía que por esa misma razón no valía la pena pelear. Acomodó sus ropas y chaskeó la boca, haciendo una mueca de descontento. Law podía perder la cabeza rápidamente, los straw hat le habían hecho perder la paciencia hace mucho.
-¿Zoro? No lo sé, no soy su niñera. Seguramente está perdido o haciendo algún desastre, es problema de su capitán. Si Zoro se muere llorarías su muerte? ¿Son una especie de hermanos o amantes?
PortgaDAce · 26-30, M
PortgaDAce thinks you are Funny.
¿Qué pasaba por su mente? Quería saber con desgarradora desesperación lo que ella pensaba. El corazón del espadachín era una locomotora enfurecida dispuesta a perforar su pecho y ella parecía ser un manojo de nervios. Ambos siendo un par de adolescentes temblorosos. Entonces, Zoro decidió afrontar la situación de la mejor manera posible. Le miró con una tenue expresión de confianza esperando la respuesta. Sintió nuevamente el delicado tacto de sus blancas manos e inspiró hondo.

De repente los labios ajenos asaltaron los propios en un beso profundo, medianamente torpe al principio por la sorpresa de tenerla encima. Se coordino con ella rápidamente y cerró su ojo para concentrar su mente en besarla. Le abrazó con habilidad la diminuta cintura y una sensación de miedo le saltó al pecho pues, temía lastimar su delicada figura.
Caminó hacia la cama, entre besos, a tientas del camino que daba al mueble mientras seguía luchando con la complicada prenda que era ese corset. Lo aflojó lo más suavemente que podía mientras el chasquido de sus besos inundaba la habitación. Suspiraba dejando que ambos alientos combinaran sus fragancias y así elevar la temperatura mutua.

━¿Como se quita esta cosa? -
No quería ser un idiota, tampoco quería parecer un inexperto, pero estaba frustrado de no poderle apreciar la desnudez ya. Hizo un puchero y después la miró, besándole los labios nuevamente. La guio al borde de la cama para darle la vuelta y mirar su espalda y el corte a medio quitar. Analizó rápidamente la prenda y encontró los escapes de la misma. Hizo lo propio con la falda y finalmente la ropa estaba suelta, se deslizaría al piso por si sola si ella lo soltaba.
TrafalgarDWLaw · 26-30, M
Levantada su ceja al mirara comportarse de esa manera extraña no pudo adivinar lo que estaba por hacer. Sintió la cabeza de la mujercilla y después sus manos, ya era evidente que estaba por atacarle. Rodó los ojos cuando comenzó a escucharla hacer sus berrinches infantiles pero cuando sintió ser atravesado por los "fantasmas" emergentes de ella sintió que una pesadez lo invadió. Se quejó con un gemido y al ser empujado terminó a las rodillas con las manos en el piso, deprimido, con una sensación de fracaso muy penetrante.
-La-Lamento haber nacido, ojalá hubiera sido una araña...-
Dijo mientras comenzaba a sudar frío. El efecto pasó rápidamente, más rápido de lo que esperaba y estaba enojado. Se levantó rápidamente y sacudió sus pantalones mirándola completamente encabronado.
-¡Oye! ¡¿Que es lo que hiciste?! ¡Te molesta que te diga "sirviente" porque es verdad!-
Replicó en su cólera con los puños cerrados y la boca hacia abajo.
Tenía la mente nublada, ni un solo pensamiento se le cruzaba, estaba engatusado, hipnotizado y concentrado en sentirla, en besarla, en tocarla. Más de una ocasión tuvo el atrevimiento de invadir su cavidad bucal con la lengua y profanar su dulce boca con su grotesco aliento. Fue ahí donde los pensamientos finalmente le asaltaron, se arrepentía de no ser más cuidadoso con su persona y temía que la mujer se arrepintiera de hacer lo que hacían por su desagradable presentación. O al menos era eso lo que él pensaba.

Pero, es que, era tan suave, tan adictiva. Jamás se había detenido a pensar en cual sería ese sabor que ella tendría y era dulce, azucarado, embriagante. Reflexionaba ahora su relación con ella, tanto tiempo juntos por mucho que compartieran e producían largos silencios, en los que predominaba una sensación de dulce intimidad. Pero Perona, con su frescura e inocencia, con su firme bondad, se le había introducido bajo la piel; su imagen lo acompañaría a las aventuras de un pirata en altamar y mientras más la recordara, más le necesitaría y más bonita le parecía.

Se detuvo entonces, fue sacado de su trance por ella cuando le detuvo para pedir que cambiaran de lujar, esas dos palabras, esa expresión de temor y vergüenza. Oh no... ¿Que he hecho? pensó. ¿A caso hice algo mal? Roronoa tragó saliva y sintió las delicadas y frías manos de su compañera en el pecho. Estaba ligeramente agitado y comenzó a controlarse. Miró a su alrededor recordando dónde estaban y asintió, aquel salón l´+ugubre y frío no era lugar para una primera vez. Se levantó con ella en brazos y aunque sabía que podía caminar o en su caso flotar Zoro la sostuvo para caminar en dirección a alguna de sus habitaciones. Sorprendentemente en su distracción, el peliverde no erró el camino, llegó a la habitación de la mujer en brazos y cerró la puerta con el pie.

━¿Está bien aquí? -
Preguntó cordial pues no quería más interrupciones, quería que ella estuviera cómoda, tanto como para entregarse a él si así lo deseaba. La dejó en el suelo y la miró en espera de una respuesta aunque sufría de ansiedad la ocultó perfectamente para no presionarla.
Y entonces ella había aceptado. Estaba mucho más tranquilo de saber que ella estaba de acuerdo, ahora podía proceder. ¿Será que siempre fue así? Tanto tiempo juntos y ella parecía estar de acuerdo en compartir intimidad con él, pero, ¿Antes lo pudo hacer? ¡! Es decir, perdió mucho tiempo en solo imaginar el momento en vez de atreverse. Tragó saliva para regresar su atención a ella completamente y disfrutó del sutil roce. Cerró su ojo después de acariciar la hermosa expresión ajena y le besó sus preciosos y suaves labios. Se estremeció y sentía que su erección presionaba la tela de su pantalón, sofocada y ansiosa. Le besó con pasión, lentamente, saboreando cada parte de un ósculo elevado pero tenue. Sus manos apretaban las nalgas que tenía encima y las amasaba como la cereza del pastel de aquel beso. Maldijo el vestido por no dejarlo sentirla mejor. Sacó las manos de entre sus faldas y sin dejar de besarla, subiendo la fuerza de sus acciones, pasó a su espalda para comenzar a aflojar el corsé, torpemente, sin encontrar o entender muy bien como funcionaba dicha prenda, siendo un bruto impertinente jalando los cordones que palpaba con los dedos, mordiéndole los labios, invadiendo la boca de la mujer con la lengua y ligeros suspiros ansiosos.