Seria, sádica...
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TsukiLune · F
Out:: Nee... perdona mi turno tan mediocre D//8
R. M. On::
**Consumió sus propia energía al crear aquel ataque, concentrar tal energía ken, y más aún, que aquella energía tuviera dicha oscuridad, causó un consumo más profundo del que había planificado.
Con un lento pero ágil movimiento de su diestra, dibujo ante ella cinco puntos cardinales, que al unirse, dibujaban la perfecta figura de una estrella de cinco picos, la cual, tras materializarse uso como escudo para evitar que las ondas en expansión de la explosión causaran algún daño en ella. Sus celestes ojos buscaron con rapidez la imagen de la gótica dama sin tener éxito en su misión, el resplendente choque de energías cegó por unos segundos sus ojos, hasta que la escuchó... "¡Ya muérete!"... Lo supo en seguida, todos sus sentidos se agudizaron y la identificó en lo alto de los cielos.
Más no contaba que aquella "orden" venía acompañada de un poderoso ataque, al alzar sus zafiricos iris era ya demasiado tarde, aquella centella amenazaba con impactarse contra ella. ¿Qué debería hacer? ¿Sacrificar más estrellas? ¿Emplear alguna otra técnica de los ángeles celestiales? ¿En tan poco tiempo? ¡Imposible! Sin embargo, lo intentó...
En segundos tomó la posición de arquera, una perfecta pose, elevó nuevamente su cosmo energía y llamó a sus estrellas, la flecha de luceros se hizo presente una vez más materializando a su vez el brillante arco, y disparó, directamente contra el relámpago, si bien no podría disiparlo, o devolverlo, si podría lograr que aquellas energías chocaran una vez más para anular ambos ataques.
Y así ocurrió, tras el impacto, una violenta cortina de polvo y humo llenó por completo el campo de batalla ocultando la inmutable pose de la dama de la Luna; quien aún se encontraba de pie, sin rasguño alguno, mantenía su posición de Diana cazadora, pero esta vez, su pecho se exaltaba con facilidad, concentrar un ataque de dicha magnitud en segundos, había tenido sus consecuencias.
Lo siento, si esa orden no viene de mi Señora Artemisa, no puedo acatarla.
Dijo con firme voz que denotaba, pese a todo, un poco de picardía y sarcasmo.**
R. M. On::
**Consumió sus propia energía al crear aquel ataque, concentrar tal energía ken, y más aún, que aquella energía tuviera dicha oscuridad, causó un consumo más profundo del que había planificado.
Con un lento pero ágil movimiento de su diestra, dibujo ante ella cinco puntos cardinales, que al unirse, dibujaban la perfecta figura de una estrella de cinco picos, la cual, tras materializarse uso como escudo para evitar que las ondas en expansión de la explosión causaran algún daño en ella. Sus celestes ojos buscaron con rapidez la imagen de la gótica dama sin tener éxito en su misión, el resplendente choque de energías cegó por unos segundos sus ojos, hasta que la escuchó... "¡Ya muérete!"... Lo supo en seguida, todos sus sentidos se agudizaron y la identificó en lo alto de los cielos.
Más no contaba que aquella "orden" venía acompañada de un poderoso ataque, al alzar sus zafiricos iris era ya demasiado tarde, aquella centella amenazaba con impactarse contra ella. ¿Qué debería hacer? ¿Sacrificar más estrellas? ¿Emplear alguna otra técnica de los ángeles celestiales? ¿En tan poco tiempo? ¡Imposible! Sin embargo, lo intentó...
En segundos tomó la posición de arquera, una perfecta pose, elevó nuevamente su cosmo energía y llamó a sus estrellas, la flecha de luceros se hizo presente una vez más materializando a su vez el brillante arco, y disparó, directamente contra el relámpago, si bien no podría disiparlo, o devolverlo, si podría lograr que aquellas energías chocaran una vez más para anular ambos ataques.
Y así ocurrió, tras el impacto, una violenta cortina de polvo y humo llenó por completo el campo de batalla ocultando la inmutable pose de la dama de la Luna; quien aún se encontraba de pie, sin rasguño alguno, mantenía su posición de Diana cazadora, pero esta vez, su pecho se exaltaba con facilidad, concentrar un ataque de dicha magnitud en segundos, había tenido sus consecuencias.
Lo siento, si esa orden no viene de mi Señora Artemisa, no puedo acatarla.
Dijo con firme voz que denotaba, pese a todo, un poco de picardía y sarcasmo.**