Seria, sádica...
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TsukiLune · F
**Frunció suavemente el ceño al sentir una ligera descarga recorrer su cuerpo, consecuencia de uno de las tantas centellas que crecían alrededor de la gótica mensajera.
Desista por favor...
Pidió una vez más la Sacerdotisa de Artemisa, sabía que era tarde, la lucha sin duda alguna había comenzado desde el momento en que ella misma se atrevió a cuestionar las acciones de Hades ante la Luna. Los luceros que le rodeaban se dirigieron decisivos hacia los rayos para protegerla de las descargas, más con un suave movimiento de su mano, la hija de la Luna las hizo detenerse, no sacrificaría más estrellas, no por ahora, era momento de hacer frente al innegable poder de su contraria.
Los ratos azotaron con furia el terreno del campo de batalla, se cuarteaba y rocas se desprendían con fuerza y rapidez; el diámetro de la energía incrementaba evidentemente. Los movimientos, los olores, los ruidos, eran analizados en silencio en el interior de la suma Sacerdotisa. De quedarse en su lugar, terminaría sufriendo aquellas descargas eléctricas, además de que sus estrellas terminarían sus vidas, debía retroceder.
En su mente, llegó el recuerdo de una puesta de Sol, donde su madre, Artemisa, le había dicho que debía comportarse como una dama, hacer uso siempre de la diplomacia y sólo en casos de necesidad, hacer uso del arte de la guerra. Llena de ese recuerdo, comenzó a dar pasos hacia atrás, alejándose cada vez más del centro de energía ken; pero, de no hacer nada, la naturaleza que les rodeaba también terminaría desapareciendo, el dilema se apoderó entonces de Lune. ¿Acción u omisión?
Bien...
Susurró al extender su brazo izquierdo hacia la mensajera de la muerte, y tras elevar su cosmoenergía extendió su palma, el tiempo parecía detenerse lentamente, los oscuros rayos esta vez en lugar de atacar a la albina joven, la comenzaron a rodear en cámara lenta. En un suave movimiento llevó su siniestra hacia atras flexionando su codo para terminar por extender hacia atrás por completo su brazo; toda la energía ken que había sido liberada por la oscura mensajera parecía ser absorbida en una esfera oscura que se concentraba en la palma de la hija de la Luna.
Aquella esfera parecía más un agujero negro que no paraba de consumir las potentes centellas, y así cuando lo creyó pertinente, empujo con fuerza su palma una vez más hacia delante, lanzando con potencia esa esfera de energía ken, regresando en un potente ataque la concentración de toda la energía oscura de la gótica mujer.
Gracias... Odyseus~
Pronunció apenas audible la máxima estrella del firmamento, pues había sido, el ángel de Artemisa, Odyseus, quien le había enseñado a usar su propia técnica. Ahora era cuestión de esperar la consecuencia del impacto de aquellas energías.**
Desista por favor...
Pidió una vez más la Sacerdotisa de Artemisa, sabía que era tarde, la lucha sin duda alguna había comenzado desde el momento en que ella misma se atrevió a cuestionar las acciones de Hades ante la Luna. Los luceros que le rodeaban se dirigieron decisivos hacia los rayos para protegerla de las descargas, más con un suave movimiento de su mano, la hija de la Luna las hizo detenerse, no sacrificaría más estrellas, no por ahora, era momento de hacer frente al innegable poder de su contraria.
Los ratos azotaron con furia el terreno del campo de batalla, se cuarteaba y rocas se desprendían con fuerza y rapidez; el diámetro de la energía incrementaba evidentemente. Los movimientos, los olores, los ruidos, eran analizados en silencio en el interior de la suma Sacerdotisa. De quedarse en su lugar, terminaría sufriendo aquellas descargas eléctricas, además de que sus estrellas terminarían sus vidas, debía retroceder.
En su mente, llegó el recuerdo de una puesta de Sol, donde su madre, Artemisa, le había dicho que debía comportarse como una dama, hacer uso siempre de la diplomacia y sólo en casos de necesidad, hacer uso del arte de la guerra. Llena de ese recuerdo, comenzó a dar pasos hacia atrás, alejándose cada vez más del centro de energía ken; pero, de no hacer nada, la naturaleza que les rodeaba también terminaría desapareciendo, el dilema se apoderó entonces de Lune. ¿Acción u omisión?
Bien...
Susurró al extender su brazo izquierdo hacia la mensajera de la muerte, y tras elevar su cosmoenergía extendió su palma, el tiempo parecía detenerse lentamente, los oscuros rayos esta vez en lugar de atacar a la albina joven, la comenzaron a rodear en cámara lenta. En un suave movimiento llevó su siniestra hacia atras flexionando su codo para terminar por extender hacia atrás por completo su brazo; toda la energía ken que había sido liberada por la oscura mensajera parecía ser absorbida en una esfera oscura que se concentraba en la palma de la hija de la Luna.
Aquella esfera parecía más un agujero negro que no paraba de consumir las potentes centellas, y así cuando lo creyó pertinente, empujo con fuerza su palma una vez más hacia delante, lanzando con potencia esa esfera de energía ken, regresando en un potente ataque la concentración de toda la energía oscura de la gótica mujer.
Gracias... Odyseus~
Pronunció apenas audible la máxima estrella del firmamento, pues había sido, el ángel de Artemisa, Odyseus, quien le había enseñado a usar su propia técnica. Ahora era cuestión de esperar la consecuencia del impacto de aquellas energías.**