« Back to Album · Next »
Estaba dormida y recargada en el marco de la ventana de su hogar: el templo de Apolo. No soñaba, ella nunca lo hacía, pero aún así sentía tanta paz que su cuerpo no encontraba incomodidad en la posición. Su sueño ligero le permitió sentir cuando unos labios besaron su frente así que, tras unos segundos, fue abriendo de a poco los ojos observando a uno de sus cuidadores. Por la posición era seguro que él no se daría cuenta de ello.
 
This page is a permanent link to the comment below. See all comments »
Oír su nombre y separarse a toda prisa fueron dos cosas que sucedieron al unísono. Sintiéndose como un niño atrapado en plena travesura, Eryx sintió que los colores se le subieron al rostro; en ese momento, nadie podría ver en él al sacerdote serio y devoto de sus responsabilidades que todos conocían, reemplazando esa imagen casi solemne por la estampa de un adolescente nervioso intentando esbozar una respuesta coherente. —Esto... ¡Solo comprobaba su temperatura, Phytia! —Probablemente, no se le pudo ocurrir una respuesta más atolondrada, pero, ¿qué más podía argumentar? Desvió la mirada al techo, intentando tomar una postura firme y más acorde a su ocupación; la escena resultaba cómica, entre la joven somnolienta y el varón intentando fingir que no pasaba nada.
 
Send Comment

Add a comment...
 
Send Comment