— Esta vez...

Lo imita ella, queriendo alcanzar el tono grave de su voz. Ya más tranquila continúa lavandose los brazos; podía fingir que él no estaba allí.

No te preocupes, no veré tu cuerpo esta vez.

[Este enseguida se dio la vuelta para evitar cualquier mal entendido. Los humanos son tan raros, no obstante, Mammon cerró los ojos, así mismo como pensaba en otras cosas, fue entonces cuando el pensamiento de una azabache vino a su mente].

— ¿Por qué tendría que establecer horarios? Cuando hay que ir, hay que ir... Pero parece que nos pasa al mismo tiempo.

Como siempre, para refugiarse de cualquier posible mirada se hunde un poco más en la bañera. Ella si le observa atenta, sin vergüenza.

— Al menos ya ves que me gusta estar limpia.

¿Pervertido? ~

[Enarca la ceja, ya que en todo momento tenía la mirada en otro lado del baño. Establecer contacto visual no era una opción. Sin embargo, era ofensa lo que había dicho aquella chiquilla].

Tenemos que establecer un horario para evitar esta clase de encuentros. ~

— ¡Eso tengo que decir yo, pervertido del baño!

Oh no… no otra vez… ~