Sin embargo, también era conocido como un planeta algo letal. Así que, como protección, este había cargado con dos pistolas de plasma para algo de defensa. No podía confiarse con lo que haría Vela en una situación tan desconocida.
Y menos en un planeta tan vacío como este. Un vacío, repleto de imágenes hermosas.
Que por mucho que ella fuera un objeto militar para los demás, aún seguía teniendo un corazón. No obstante, también tenía un objetivo nostálgico para él…
—Vela, ¿puedes verlo?
Mientras la nave descendía sobre el gran conjunto de piedras, parecía que una gran parvada se encontraba justo sobre los ojos de la cabina de su nave. La época de traslado para esas aves había comenzado, nunca un mejor momento para disfrutar de una aventura con ella. De fondo, se encontraban grandes montañas con una planicie lleno de pasto amarillo que recorría por metros hasta chocar contra un bosque denso.
Un flash de luz se elevó sobre el cielo azul. Una nave, la Gamma-01, hizo su presencia mientras desprendía sus alerones y se preparaba para una caída sobre la tierra al aterrizar. En él, dos personas se encontraban muy fuera de la jurisdicción Imperial. Noah y Vela. Los dos habían sido dados la gracia de escapar a uno de los lugares donde la madre de Noah solía hablarle. Para alguien de su especie, la madre del hombre consiguió viajar por muchos lugares del Imperio; en parte, gracias a sus negocios con los altos mandos… Unos negocios muy bastardos.
¿Había sido la primera vez que Vela estaba fuera de su entrenamiento diario? No tenía idea pero… Gran parte de él quería enseñarle ese mundo de afuera. De esa forma, incluso si era un sueño vacío, quería enseñarle el valor de la vida fuera del entrenamiento.
Dentro de las miles estrellas que el Imperio ha logrado conquistar, muchas de ellas apenas han sido capaces de conseguir una corta parte de independencia o simplemente no han sido colonizadas con éxito. Un caso extraordinario, explicado en muchos libros de historia, era el de Yel-06. Un planeta terrenal como la Tierra, con muchas colonias pero incluso viviendo en un tipo de sociedad nómada; capaces de trasladarse y, muy pero muy pocas veces, pasarse por la capital donde algunos de esos grupos habían formado parte clave de la colonización del planeta. Otros, vivían como sus ancestros les enseñaron y con lo que nacieron durante miles de años antes de la llegada de sus nuevos maestros.
